sábado, 31 de mayo de 2025

FIBONACCI Y LA SUCESION

No esperes la vida perfecta, haz perfecta la vida que tienes.



Hace poco oí hablar de la “regla Fibonacci”. El término me sonó extraño, así que investigué. Descubrí que en realidad se referían a la sucesión de Fibonacci.

La sucesión comienza con 0 y 1. Cada número siguiente es la suma de los dos anteriores: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144…

El matemático italiano Leonardo de Pisa, conocido como Fibonacci, la introdujo en Europa en 1202 en su libro Liber Abaci

La sucesión de Fibonacci aparece en muchos ámbitos:

·       Naturaleza: distribución de hojas, espirales de piñas y girasoles, forma de las conchas.

·       Arte y arquitectura: estructuras como el Partenón y obras de Da Vinci usan la proporción áurea.

·       Finanzas: los analistas técnicos aplican los retrocesos de Fibonacci para prever movimientos de mercado.

·       Gestión de proyectos: en metodologías ágiles como Scrum, se usa para estimar la dificultad de las tareas.

Un dato curioso: en la Premier League 2025, algunos analistas detectaron patrones en los resultados que coinciden con la sucesión. Quizás sea casualidad, pero muestra cómo este patrón se cuela en lugares insospechados.

Lo que empezó como una curiosidad terminó revelando algo más grande: la sucesión de Fibonacci no es solo matemáticas. Es un patrón que encontramos en la naturaleza, en el arte, en la economía y hasta en el deporte. Una prueba de que las matemáticas están más presentes en nuestra vida de lo que creemos.

 





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viernes, 30 de mayo de 2025

TELECOMUNICACIONES DEL FUTURO

 





La tecnología siempre ha sido lo mío, desde los disquetes hasta la inteligencia artificial


 

El futuro de las telecomunicaciones será más automático y centrado en el usuario. Las empresas con buena infraestructura, innovación y buena atención al cliente tendrán mayor éxito.

Siempre me ha interesado la tecnología. Desde los primeros ordenadores allá por los años 90 hasta la inteligencia artificial actual, siempre he sido un usuario curioso, aprendiendo y compartiendo lo que descubría. Mantenerse al día no es cuestión de moda, es una forma de entender el mundo, y no tiene edad. Pasó la época del Internet de 56 Kbps, el famoso módem de 56K a los tiempos actuales

Hoy miro hacia el futuro de las telecomunicaciones, donde todo estará más conectado, los procesos serán más automáticos, los servicios se mezclarán y las empresas tendrán que adaptarse rápido. No es solo un cambio técnico, también es un cambio de cultura. Las compañías que combinen innovación, buenas infraestructuras y atención al usuario serán las que lideren este cambio. Para quienes seguimos de cerca la tecnología, es un momento de grandes desafíos, pero también de oportunidades.
La industria de las telecomunicaciones está cambiando a gran velocidad gracias a nuevas tecnologías como el 6G, los satélites de internet, la inteligencia artificial y la automatización. Todo esto cambia cómo nos conectamos, consumimos contenido y manejamos información. Además, obliga a las empresas a ser más flexibles, seguras y sostenibles.

Según he leído el 6G ofrecerá velocidades mucho más rápidas que el 5G y casi sin demoras. Permitirá cosas como videollamadas en 3D, aplicaciones médicas a distancia y ciudades más inteligentes. Además, con la criptografía avanzada, las comunicaciones serán mucho más seguras. Por otro lado, los nuevos satélites de órbita baja están llevando internet a zonas remotas, reduciendo las diferencias de acceso. Son rápidos, estables y complementan las redes de tierra.

Hoy las compañías de telecomunicaciones no solo venden internet o llamadas. También ofrecen películas, videojuegos, almacenamiento en la nube y herramientas de trabajo. Buscan que todo esté en un solo paquete, fácil y cómodo para el usuario. Esto ayuda a que las personas y empresas tengan experiencias digitales más integradas y adaptadas a sus necesidades.

El 5G ya permite conectar más dispositivos y mejorar servicios como las ciudades inteligentes o las fábricas automatizadas. El 6G irá más allá: conexión más rápida, estable y capaz de gestionar millones de dispositivos a la vez. Esto será clave para tecnologías como la realidad aumentada, los coches autónomos y los procesos industriales inteligentes.

La inteligencia artificial está cambiando la forma en que funcionan las redes. Permite que las compañías detecten problemas y los solucionen casi en tiempo real. También ha mejorado la atención al cliente, gracias a asistentes virtuales que responden dudas rápidamente. Además, procesar los datos más cerca del usuario ayuda a que todo sea más rápido y eficiente.

Cada vez más, los servicios de telecomunicaciones se ofrecen en forma de suscripción, como se hace con las series o la música. Esto incluye internet, entretenimiento, videojuegos o almacenamiento. También se están creando herramientas para que sectores como la salud, la banca o el transporte puedan integrar fácilmente estos servicios. Las empresas analizan los hábitos de uso para ofrecer planes más personalizados, aunque esto también plantea retos de privacidad y protección de datos.

Con tantas conexiones, la seguridad es más importante que nunca. Las empresas aplican modelos de control más estrictos para proteger los datos y cumplir con leyes. También se trabaja en crear reglas claras para que las redes de tierra y las de satélite funcionen bien juntas.

En la “Valencia 6G Week” de 2024, expertos de todo el mundo discutieron cómo será el 6G. La idea es que no solo conectará dispositivos, sino también inteligencias artificiales, transmitiendo conocimiento en lugar de datos brutos. Esto hará las comunicaciones más seguras y eficientes. Veremos cosas como consultas médicas a distancia en 3D, terapias con realidad aumentada o robots controlados remotamente, todo en tiempo real.

Telefónica, Ericsson y Matsuko lograron hacer una llamada holográfica usando móviles comunes. La imagen 3D se transmitía sin necesidad de aplicaciones extra, gracias a la red existente. Esto muestra que las llamadas tridimensionales están más cerca de ser una realidad.

Aunque todavía hay retos, como mejorar la calidad de las imágenes y sincronizar bien el sonido y el vídeo, es un avance claro hacia una comunicación más inmersiva y natural. Ver para creer.

  • 1.     El País. (2025). Hiperconectividad y llamadas holográficas: las telco corren para adaptarse. https://elpais.com/proyecto-tendencias/2025-05-16/
  • 2.     VASS. (2025). Tendencias emergentes en Telecomunicaciones y Media. https://vasscompany.com/es/insights/blogs-articles/tendencias-telecomunicaciones-media/

  • 3   Cadena SER. (2024). La tecnología 6G podría ponerse en marcha en 2030.
  •  https://cadenaser.com/comunitat-valenciana/2024/09/08/
  • 4    Redes & Telecom. (2025). Llamadas holográficas con smartphone. https://www.redestelecom.es/comunicaciones/llamadas-holograficas-a-traves-del-smartphone/
  • 5  Microsoft Pulse. (2024). Microsoft Teams y el trabajo remoto. https://pulse.microsoft.com/es-es/

 

jueves, 29 de mayo de 2025

INVASION O TRANSFORMACION?

 





¿Invasión o transformación? El nuevo rostro demográfico del Mediterráneo español

Cada día observo noticias en la prensa sobre el incremento de extranjeros en España, especialmente en su fachada mediterránea. En El Campello, veo cómo se van domiciliando  más personas procedentes de otros países: ucranianos, argentinos, franceses, belgas…

España ha vivido en las últimas décadas un cambio demográfico de gran alcance. Zonas como Murcia, Almería, Alicante, Cataluña o Baleares presentan hoy porcentajes de población extranjera que superan el 20%. A nivel nacional, el dato ronda el 15%, con más de un millón de marroquíes y cifras también altas de colombianos, ecuatorianos, rumanos, ingleses, chinos y subsaharianos.
Este fenómeno ha ocurrido en apenas tres décadas, un cambio súbito en términos históricos. La pregunta que me hago es: ¿estamos viviendo una nueva forma de invasión? No en el sentido bélico, sino como un proceso masivo de asentamiento y transformación cultural, social y económica.

Recordéque en el año 711 se marcó el inicio simbólico de la presencia islámica en la península. Hoy, muchos historiadores, como Emilio González Ferrín, sostienen que más que una invasión armada, lo que ocurrió fue un proceso prolongado de migración, arabización e integración mediterránea. Si trasladamos esa lógica a la actualidad, las similitudes son evidentes: no llegan ejércitos, pero sí personas empujadas por guerras, pobreza, represión o la búsqueda de una vida mejor. La frontera sur española vuelve a actuar como espacio de entrada y mestizaje. Lo que fue Al Ándalus hoy es un crisol cultural en construcción.

Estamos viendo como España atraviesa una transformación demográfica acelerada. Alta concentración de población extranjera en zonas costeras y agrícolas, pluralidad de orígenes que configuran nuevos entornos urbanos, lingüísticos y religiosos, y procesos de integración desiguales: desde barrios integrados hasta núcleos de fuerte segregación cultural o económica. No es una invasión clásica, pero sí un asentamiento masivo y estructural que cambia el rostro del país. Como en el pasado, estos movimientos no son ajenos, sino parte de la historia viva del territorio.

El litoral mediterráneo, experimenta un cambio demográfico acelerado, con zonas que superan el 20% de población foránea. Se reconfigura el entorno sociocultural, aparecen nuevos barrios, lenguas, religiones y redes económicas. La integración es desigual: conviven inclusión y convivencia pacífica con marginación, desarraigo o conflictos localizados. Creo que no se trata de una invasión militar, pero sí de una transformación migratoria de gran escala. Como en otros tiempos, será la historia quien determine si este proceso deriva en una configuración multicultural y cohesionada o en fragmentaciones si no se gestiona con inteligencia.

¿Esto terminará mal? No necesariamente. Todo dependerá de la gestión política e institucional, que debe ser firme, realista e integradora; de la capacidad para integrar sin diluir la identidad común ni erosionar la cohesión social; y de la percepción colectiva: si predomina el miedo o el valor del enriquecimiento cultural y económico.

Este proceso no debe observarse con ingenuidad ni con alarmismo. El Estado y las instituciones locales deben vigilar atentamente el tipo de migración que se produce. Observamos como junto a la migración laboral y vulnerable, llegan también inversores, propietarios y élites económicas de Europa del Este, Rusia, Ucrania, China, Latinoamérica y Estados del Golfo. Muchos adquieren activos estratégicos: propiedades inmobiliarias, negocios turísticos, terrenos agrícolas, residencias de lujo, incluso medios de comunicación. A medio plazo, si no se encauza correctamente, estos nuevos residente con inversiones importantes  podrían influir en el tejido económico y en la toma de decisiones políticas locales o estatales.

España no puede renunciar a su vocación integradora ni a su legado mestizo, pero tampoco puede dejar de proteger su modelo democrático ni el interés colectivo de sus ciudadanos. Es una línea delicada que exige inteligencia, planificación y visión de largo plazo.

España vive hoy un proceso de asentamiento masivo y transformación cultural comparable en escala —aunque no en naturaleza bélica— a grandes movimientos históricos. No es una invasión, pero sí un cambio estructural que transformará la sociedad en el medio y largo plazo.

Este fenómeno exige análisis profundo, políticas inteligentes y anticipación. No se trata solo de integrar a quienes llegan, sino también de proteger los equilibrios que sostienen la convivencia, la identidad compartida y la soberanía política. Solo así podrá construirse una España plural pero cohesionada, abierta pero consciente de sí misma.

ENVEJECER BIEN

 




 Vivir bien no es llegar lejos, es estar presente en lo que importa


 

Hoy la noticia agradable ha sido descubrir, gracias a una científica brillante, cuánto se ha avanzado en el conocimiento sobre el envejecimiento y la calidad de vida. Me ha resultado especialmente interesante cómo cosas tan simples como dormir bien, tener una actitud positiva o cuidar las relaciones personales influyen tanto en cómo envejecemos. También me ha impactado saber que la ciencia está mucho más cerca de lo que creemos de ayudarnos a vivir más —y mejor—.

El envejecimiento es inevitable, pero no tiene por qué arrastrarnos a la decadencia física y mental. Esto es lo que defienden Ana María Cuervo, bióloga molecular, y Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, en una conversación que va al grano: la clave no es vivir más años, sino vivirlos con salud y autonomía.

Cuervo, que codirige el Instituto Einstein en Nueva York, estudia a personas centenarias para entender qué tienen en común quienes llegan tan lejos con buena salud. ¿La respuesta? Una mezcla de genética afortunada y ciertos hábitos que cualquiera puede aplicar: buena alimentación, descanso real, manejo del estrés y mantener el cerebro activo. La actitud también importa más de lo que creemos.

Arsuaga recuerda que hace apenas dos millones de años vivíamos lo que vive un chimpancé —unos 45 años— y ahora doblamos esa cifra. Pero el problema es que muchos de esos años se viven con pérdidas funcionales. Por eso, Cuervo impulsa la geromedicina: medicina personalizada basada en detectar qué mecanismos celulares están fallando y tratarlos a tiempo. No hace falta arreglar todo: mejorar un área clave puede beneficiar al resto del organismo.

Aún no hay medicamentos oficialmente aprobados para alargar la vida, pero hay estudios prometedores con fármacos como la metformina o la rapamicina. También la inteligencia artificial está ayudando a identificar nuevas aplicaciones de fármacos ya existentes. Pero lo que sí está claro hoy es que los hábitos de vida son determinantes. Y muchos de ellos no cuestan dinero.

Dormir bien, por ejemplo, es algo universal y gratuito. Pero vivimos en una sociedad que lo descuida. Cuervo insiste también en la importancia de respetar los ritmos circadianos, hacer ayunos adaptados, evitar comidas ultra procesadas y mantener vínculos sociales saludables. El estrés, la soledad y la falta de estímulo mental son auténticos aceleradores del deterioro.

Lo más potente que dijo Cuervo fue que el envejecimiento no es solo una cuestión biológica, sino también una cuestión de oportunidades: el código postal y el nivel educativo pueden determinar tanto o más que la genética. Por eso, si hay inversión en investigación, aunque venga de multimillonarios como los de Altos Labs, bienvenida sea, siempre que se haga con rigor y para beneficio colectivo.

No se trata de buscar la inmortalidad, sino de vivir bien el tiempo que tenemos. Envejecer mejor es posible, y empieza por cómo vivimos hoy.

 

Fuente: “Cuervo y Arsuaga, sobre cómo envejecer mejor: ‘Dormir es algo democrático, universal y gratis, y nadie duerme’”, por Nuño Domínguez. EL PAÍS, 27 mayo 2025.

 

martes, 27 de mayo de 2025

Y SI NO MORIMOS DEL TODO?





¿Y si seguimos presentes después de morir?



Hoy he leído una noticia en El País (7 de mayo de 2025) que confirma algo que parecía ciencia ficción y ya empieza a ser real: los llamados “fantasmas generativos”. Se trata de réplicas digitales de personas que seguirían existiendo después de su muerte gracias a la inteligencia artificial.

Un estudio de Google DeepMind y la Universidad de Colorado Boulder analiza esta tecnología que ya está en marcha. Empresas como Rememory o HereAfter AI graban horas de entrevistas para crear avatares digitales capaces de conversar, contar recuerdos, mostrar fotos o dar consejos. Algunas personas están dejando estas versiones para acompañar a su familia cuando ya no estén.

El potencial es enorme, pero las preguntas también.
¿Qué pasa si un avatar de un niño fallecido “crece”?
¿Y si dice cosas que la persona real nunca habría dicho?
¿Podría ayudar en casa, generar ingresos o incluso mediar en conflictos familiares?

No todo son ventajas. Un avatar puede consolar, pero también convertirse en una presencia incómoda. Podría revelar secretos, decir algo ofensivo o ser manipulado para acosar o cometer delitos. A esto se suman riesgos legales, éticos y emocionales.
En países como China o Corea del Sur, donde mantener vínculos con los muertos forma parte de la tradición, la tecnología avanza con menos resistencia. En Occidente, el debate gira en torno a cómo entendemos la muerte, la privacidad y el legado digital.

La pregunta final es inevitable:
¿Queremos ser recordados… o queremos seguir presentes?
Con cada avance, la línea entre memoria y permanencia se hace más fina. Lo que parecía una distopía ya está en camino.

domingo, 25 de mayo de 2025

REVOLUCIONARIOS U OPORTUNISTAS

 




Una mirada crítica a los líderes de la emancipación hispanoamericana



He escuchado con frecuencia, y con entusiasmo, cómo en América Latina se celebran actos conmemorativos en honor a los libertadores por haber conseguido la independencia de España y los supuestos beneficios que esto trajo a sus pueblos. Cada año, millones de latinoamericanos conmemoran con fervor patriótico la ruptura con la corona española: hay desfiles, banderas en alto y discursos que glorifican la libertad conquistada por valientes héroes nacionales. Pero detrás de esa narrativa épica persiste una pregunta incómoda: ¿quiénes impulsaron realmente la independencia? ¿Y qué intereses estaban en juego?

Lejos de la imagen de un pueblo unido alzándose contra la tiranía, la historia documenta que las independencias no fueron protagonizadas por los pueblos indígenas, mestizos o afrodescendientes. Tampoco fueron revoluciones sociales al estilo de la Revolución Francesa. Por el contrario, fueron procesos impulsados por las élites criollas —descendientes de españoles nacidos en América— que, tras siglos de formar parte de la estructura colonial, vieron en la crisis de la monarquía española una oportunidad para hacerse con el poder.

Estas élites, frustradas por ser excluidas de los altos cargos reservados a peninsulares, no cuestionaban el orden social, económico ni religioso heredado del imperio. Solo deseaban ocupar el lugar de los virreyes y capitanes generales. Su lucha no fue por la igualdad ni por la justicia, sino por el poder. ¿Puede llamarse “liberación” a un simple cambio de manos en el gobierno territorial?

El momento histórico fue determinante. La invasión napoleónica a comienzos del Siglo XIX debilitó a España y dejó un vacío político. No fue el clamor popular, sino la geopolítica europea la que abrió el camino a la emancipación. En ese contexto, los criollos actuaron como oportunistas racionales, no como revolucionarios. Desde la mirada de la España de entonces, no hay duda: fueron traidores que aprovecharon el caos para desconocer a la autoridad legítima. Desde la óptica moderna, quizás se les pueda conceder el título de “fundadores”, pero difícilmente el de redentores o libertadores.

Peor aún, al tomar el poder, estas nuevas repúblicas replicaron el sistema colonial casi en su totalidad: desigualdad estructural, exclusión étnica, dominio oligárquico y violencia contra los sectores populares. Los indígenas no obtuvieron derechos, los esclavos no fueron liberados de inmediato y la “ciudadanía” fue un privilegio reservado a los alfabetos, propietarios y varones blancos.

Por tanto, cuando un latinoamericano medio —sin herencia criolla, sin privilegios de cuna, sin voz en aquel proceso— celebra la independencia, ¿qué celebra realmente? ¿Una supuesta libertad que nunca lo incluyó? ¿Un mito nacional que borra su historia?

Tal vez llegó el momento de dejar de repetir las ficciones fundacionales sin reflexión crítica. La independencia no fue un acto de justicia universal, sino una disputa entre españoles de dos continentes por el control de un imperio en crisis. Y si bien de ella nacieron esas repúblicas, también nacieron sus contradicciones.

Las independencias latinoamericanas fueron, en muchos casos, proyectos de poder criollo más que gestas populares. Celebrarlas no debe implicar ocultar su origen elitista ni fantasear con un proceso que dejó intactas las estructuras de dominación. Quizás la verdadera emancipación aún esté por construirse.









viernes, 23 de mayo de 2025

VIVIMOS EN UNA SIMULACION CUANTICA?

 





Cada día me gusta e interesa más el mundo cuántico. Aunque no viviré para ver su expansión, sus ventajas y sus riesgos, observo cómo evoluciona el mundo que llega. Cada día me sorprende una noticia nueva. Comparto esta por si alguien más siente la misma curiosidad.Este texto es una invitación a ver cómo ciencia, arte y cultura popular se cruzan para ayudarnos a pensar en el universo cuántico, o incluso en la posibilidad de que todo esto sea una simulación.

La física cuántica es una de las teorías más exitosas de la ciencia, pero también una de las más desconcertantes. Habla de partículas que pueden estar en varios lugares a la vez, de objetos que se afectan mutuamente aunque estén separados por años luz, y de una realidad que cambia solo porque la estamos mirando.

A lo largo de mi vida —y aún hoy, a mis 73 años— sigo sorprendiéndome con cada nueva teoría que desafía el sentido común. Me ha llamado la atención ver cómo el arte se ha convertido en un puente para explorar conceptos difíciles de entender con palabras o ecuaciones. Ya no es solo la ciencia la que trata de explicarlos. También lo hacen las novelas, las películas y las instalaciones artísticas.


Desde el principio de incertidumbre de Heisenberg hasta las ideas más recientes sobre computación cuántica o redes P2P que simulan la realidad, la física cuántica ha cambiado nuestra forma de pensar. La superposición y el entrelazamiento no son rarezas teóricas; son pistas de que la realidad puede no ser tan sólida como creemos.

Algunos científicos y filósofos sugieren que el universo podría ser una construcción basada en información. Como si viviéramos dentro de una simulación. Autores como Marcus Arvan y Ross Rhodes comparan el comportamiento cuántico con un videojuego: lo que no se ve, no se renderiza. Y lo que observamos, se genera en tiempo real, como si fuéramos personajes dentro de un sistema mayor.

La exposición Visiones cuánticas, comisionada por Mónica Bello en Arts at CERN, es un ejemplo claro de cómo el arte puede hablar de ciencia sin fórmulas. Obras como Brújula, de Nicole L’Huillier, que responde a la voz del espectador, o el filme sin imágenes de Jaione Camborda, nos hacen sentir lo que la física muchas veces no puede explicar.

El artista Pedro Torres lo resume: “Lo cuántico nos entrelaza”. En un mundo fragmentado, este arte sugiere que todo está conectado. Y no es solo intuición artística: esa misma idea resuena en teorías como las de Serik Akshulakov sobre la relación entre conciencia y universo.
La idea del multiverso ha pasado de la ciencia a la cultura popular. Películas como Todo a la vez en todas partes o series como Black Mirror usan este concepto para explorar las vidas que dejamos pasar. A veces con un tono casi religioso.

Gabriel Ventura dice que el multiverso se ha convertido en “el nuevo Dios”. Aunque teorías como la de Everett o los trabajos de Bousso y Susskind intentan sostenerlo científicamente, otros, como Adam Frank, advierten que sin pruebas sólidas podemos convertir hipótesis en creencias.

La cuántica ha creado un lenguaje simbólico poderoso. No hace falta entender las ecuaciones para captar su significado. Libros como La puerta de los tres cerrojos o novelas como Sitges, de Jaime Rubio, acercan estas ideas con humor y sencillez. La cineasta Camborda lo resume bien: “No hay que entender para sentir”.

Ese parece ser el punto. Estas narrativas no intentan enseñar física. Proponen nuevas formas de pensar el tiempo, la conciencia o la existencia. Y en ese sentido, son profundamente pedagógicas.
La física cuántica ya no es solo un asunto de científicos. Es un tema cultural, una metáfora colectiva, una manera de mirar lo imposible. Tal vez vivamos en una simulación. Tal vez existan miles de versiones de nosotros. Tal vez no.

Lo cierto es que seguimos preguntándonos por el universo, por la realidad, por nosotros mismos. Y eso ya es extraordinario. No hace falta tener todas las respuestas para maravillarse. A cualquier edad, lo importante es seguir haciéndonos preguntas. Como sugiere la física cuántica, todo —en el fondo— está conectado.



Ramírez, N. (2025, mayo 23). Vivir en la simulación (cuántica): cuando el arte explica la física que nadie entiende. El País. https://elpais.com/cultura/2025-05-23/vivir-en-la-simulacion-cuantica-cuando-el-arte-explica-la-fisica-que-nadie-entiende.html




jueves, 22 de mayo de 2025

ENEMIGOS O ALIADOS. CHIITAS Y SUNITAS CONTRA ISRAEL





Cómo Israel Une a Sunitas y Chiitas


Escuchamos constantemente sobre el conflicto entre Irán y Arabia Saudita, los chiitas y los sunitas, el tema de Afganistán… y en todos aparecen estas dos facciones. Sabía que en el mundo islámico existían divisiones, al igual que en el cristianismo tenemos ortodoxos y católicos, pero poco más. Así que busqué en internet para entender mejor qué sucede en el islam.

En el complejo mapa islámico, hay una fractura profunda: sunitas y chiitas. Han estado enfrentados durante más de 1.300 años. Pero hay un punto en el que coinciden: su oposición al Estado de Israel.

Desde la Revolución Islámica de 1979 en Irán hasta las guerras en Gaza, ambos bandos han sabido dejar de lado sus diferencias —al menos momentáneamente— cuando se trata de la causa palestina. Hezbollah (chiita) y Hamas (sunita) han cooperado en el terreno. Irán ha financiado a grupos palestinos sunitas. Incluso países árabes sunitas como Qatar o Turquía han cerrado filas junto a Irán en ciertos momentos.

En un Medio Oriente desgarrado por el sectarismo, la enemistad con Israel ha demostrado ser uno de los pocos puntos de contacto. Pero, ¿quiénes son sunitas y chiitas? ¿Por qué están divididos? ¿Y dónde están hoy?

La fractura comenzó justo después de la muerte del profeta Mahoma en el año 632. Lo que en un principio fue un desacuerdo político sobre la sucesión se transformó en una división teológica, espiritual y cultural.

Sunitas: sostenían que el nuevo líder debía ser elegido por consenso entre los más capaces. Así eligieron a Abu Bakr, amigo cercano de Mahoma. Chiitas: defendían que solo los descendientes directos del profeta —comenzando por su primo y yerno Alí— estaban legítimamente autorizados a guiar la comunidad.

Esta disputa por el liderazgo dio lugar a dos formas distintas de vivir el islam.

Sunitas: no tienen una jerarquía central. El liderazgo se reparte entre eruditos (ulama) que interpretan el Corán y los hadices (dichos del profeta). Chiitas: siguen una jerarquía liderada por los imanes. Hoy, la máxima autoridad recae en los ayatolás, que combinan poder espiritual y político.


Chiitas: conmemoran el martirio del imán Huséin —nieto de Mahoma— en la batalla de Karbala, con rituales emocionales, procesiones y lamentos. Sunitas: tienen una liturgia más uniforme, menos centrada en figuras históricas. La unidad de la comunidad es un valor central.


Chiitas: ponen el foco en el sufrimiento, el sacrificio y la justicia frente a la opresión. La figura del Mahdi (mesías esperado) es fundamental. Sunitas: enfatizan la ley islámica (sharía) y la tradición. Su enfoque es más legalista y colectivo.

Los sunitas son mayoría, pero los chiitas dominan algunos países clave.

Sunitas (85-90% del islam global) presentes en: Arabia Saudita, Egipto, Turquía, Siria (mayoría social), Afganistán, Pakistán, Marruecos, Sudán, Jordania, Indonesia y Malasia.

Chiitas (10-15%) predominan en: Irán (núcleo chiita mundial), Irak (mayoría chiita, con tensiones internas), Azerbaiyán, Líbano (a través de Hezbollah), Bahréin y Yemen (los hutíes, chiitas zaidíes).

Afganistán es un país mayoritariamente sunita, pero con una minoría chiita significativa: los hazara, históricamente marginados y víctimas de ataques por parte de extremistas sunitas como los talibanes o el Estado Islámico.

En los países vecinos, el sectarismo también es clave:

  • Irán: chiita, potencia regional, promotor de milicias aliadas en toda la región.

  • Pakistán: mayoritariamente sunita, con entre 15 % y 20 % de chiitas; escenario frecuente de violencia sectaria.

  • Tayikistán y Uzbekistán: sunitas no árabes, con control estatal fuerte sobre la religión.

  • India: tercera población musulmana más grande del mundo, con millones de chiitas entre la mayoría sunita.

La división ha alimentado conflictos armados en varias regiones:

  • Irak: tras la caída de Saddam Hussein, los chiitas tomaron el poder y el país vivió años de violencia sectaria.

  • Siria: el régimen alauita de Bashar al-Assad (rama chiita) es apoyado por Irán, mientras los rebeldes eran mayoritariamente sunitas.

  • Yemen: guerra civil entre hutíes chiitas y el gobierno sunita respaldado por Arabia Saudita.

  • Líbano: Hezbollah, chiita, controla buena parte del sur del país y mantiene un conflicto abierto con Israel.

El conflicto entre Irán (chiita) y Arabia Saudita (sunita) es el núcleo de la rivalidad sectaria en el islam. Pero no es solo una disputa teológica: es una lucha por el liderazgo político, militar y cultural del mundo musulmán.

Irán busca proyectar su poder mediante milicias aliadas en Irak, Siria, Líbano y Yemen. Arabia Saudita responde con financiación de gobiernos, grupos sunitas y alianzas regionales. Ambos países han apoyado a grupos en conflicto, alimentando guerras por poder indirecto.

La causa palestina ha sido uno de los pocos temas capaces de unir a sunitas y chiitas: Irán financia a Hezbollah (chiita) y apoya a Hamas (sunita). Hamas ha recibido también respaldo de Qatar y Turquía, países sunitas con agendas más independientes. El odio compartido hacia Israel ha permitido colaboraciones tácticas entre grupos que, en otros contextos, se enfrentan violentamente. Pero esta unidad tiene límites. Cuando desaparece el enemigo común, la rivalidad sectaria suele volver a encenderse.

La división entre sunitas y chiitas es una herida abierta desde los orígenes del islam. Está presente en libros sagrados, sermones, políticas de Estado y campos de batalla. Sin embargo, como demuestra la causa palestina y el conflicto con Israel, también hay momentos en que las líneas religiosas se cruzan por intereses estratégicos.

El islam no es monolítico. Es diverso, contradictorio y muchas veces está en guerra consigo mismo. Pero frente a enemigos comunes, incluso sus rivales más antiguos pueden encontrar terreno compartido.

¿Enemigos o Aliados? Cómo Israel Une a Sunitas y Chiitas

En el complejo mapa del islam, hay una fractura profunda: sunitas y chiitas. Han estado enfrentados durante más de 1.300 años. Pero hay un punto en el que coinciden: su oposición al Estado de Israel.

Desde la Revolución Islámica de 1979 en Irán hasta las guerras en Gaza, ambos bandos han sabido dejar de lado sus diferencias —al menos momentáneamente— cuando se trata de la causa palestina. Hezbollah (chiita) y Hamas (sunita) han cooperado en el terreno. Irán ha financiado a grupos palestinos sunitas. Incluso países árabes suníes como Qatar o Turquía han cerrado filas junto a Irán en ciertos momentos.

Origen del Conflicto: ¿Quién Debía Suceder a Mahoma?

La división comenzó tras la muerte del profeta Mahoma en el 632. ¿Quién debía liderar la comunidad?

  • Sunitas: defendieron que debía ser elegido por consenso. Eligieron a Abu Bakr.
  • Chiitas: creían que debía ser un descendiente directo, empezando por Alí.

Diferencias Religiosas y Teológicas

  • Autoridad: Sunitas se guían por los eruditos; chiitas por los imames y ayatolás.
  • Ritos: Chiitas conmemoran intensamente el martirio de Huséin; sunitas no centran su práctica en figuras humanas.
  • Enfoque: Chiismo destaca la justicia y el sufrimiento; el sunismo enfatiza la ley islámica.

¿Dónde Están?

Sunitas: 85-90% del islam global. Predominan en Arabia Saudita, Egipto, Turquía, Afganistán, Pakistán, entre otros.

Chiitas: 10-15%. Mayoritarios en Irán, Irak, Azerbaiyán, Bahréin, yemeníes hutíes, y los hazara en Afganistán.

Afganistán: Cruce de Tensiones

Afganistán es mayoritariamente sunita, pero los hazara chiitas han sido históricamente perseguidos. En la región circundante (Irán, Pakistán, India, Asia Central), las tensiones sectarias están muy presentes.

Irán vs Arabia Saudita

Esta rivalidad es tanto teológica como política. Irán apoya milicias chiitas en varios países. Arabia Saudita promueve la influencia sunita y teme la expansión iraní.

¿Unidad Real o Conveniencia Contra Israel?

La causa palestina ha sido uno de los pocos puentes entre chiitas y sunitas. Aunque con límites, esta coincidencia estratégica ha permitido colaboraciones como la de Hezbollah y Hamas.

Conclusión

La división sunita-chiita es una constante del islam. Pero frente a Israel y en defensa de Palestina, incluso enemigos tradicionales pueden alinearse. En Medio Oriente, todo puede cambiar, excepto los intereses.

Sunitas y chiitas diferencias, mapa, historia y geografía religiosa

Sunitas y chiitas representan las dos grandes ramas del islam. Aunque diferentes en teología, historia y distribución geográfica, coinciden ocasionalmente en su oposición a Israel. Este artículo cubre los orígenes, diferencias, conflictos, y presencia en países como Irán, Arabia Saudita, Afganistán, Irak, Siria, Líbano y Yemen.

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martes, 20 de mayo de 2025

PALABRAS DE LA INFANCIA

 






Las palabras de mi infancia que hoy están (aunque no lo creas) en el diccionario


Hoy me he reído leyendo un artículo de la BBC que hablaba de palabras como almóndigatoballa o murciégalo. Mi sorpresa no fue solo que las mencionaran, sino que siguen vivas… ¡en el mismísimo Diccionario de la Real Academia Española! No como términos cultos, claro, sino marcadas como “vulgares”, “coloquiales” o “en desuso”. Pero ahí están. Documentadas. Registradas. Oficiales, aunque no recomendables.

Estas palabras me llevaron de vuelta a mi niñez en Badajoz, allá por los años 50 y 60. En casa, en la calle, y hasta en la escuela, era común oír y usar “toballa” en vez de “toalla”, o “almóndiga” por “albóndiga”, sin que nadie nos corrigiera demasiado. A veces eran los propios profesores quienes las decían. Poco a poco, al convivir con otras formas de hablar y al leer más, entendimos que no eran correctas. Pero eso no las borró de la memoria.

Lo que me impactó es saber que muchas de esas expresiones están recogidas en el DLE, el Diccionario de la Lengua Española, que se actualiza cada año. No porque sean “buenas”, sino porque forman parte del uso real del idioma. No son palabras inventadas por ignorancia: son formas que existieron (y algunas aún existen) en el habla popular. Incluso hay vocablos que datan del siglo XVIII y que todavía arrastramos.

Por ejemplo, “murciégalo” fue durante un tiempo la forma preferida, hasta que se desplazó por “murciélago”. Lo mismo pasó con “asín” o “toballa”, registradas como formas desusadas, pero que vivieron sus momentos de gloria.

Y no, por si alguien lo piensa, que estén en el diccionario no significa que estén bien dichas. Solo significa que existen, que fueron usadas con suficiente frecuencia como para merecer ser anotadas. Lo explica la RAE: el diccionario no es una lista de lo correcto, sino una fotografía del uso.

Curioso, ¿no? Mientras que palabras modernas como juernes o brillibrilli aún esperan su turno por no estar suficientemente asentadas, otras que suenan “mal” pero llevan siglos entre nosotros ya tienen su ficha.

Esta entrada es para los que crecimos entre toballas, almóndigas y murciégalos. Para los que entendemos que el lenguaje no es solo norma, sino historia, identidad y memoria. Y para quienes se maravillan con lo viva que está nuestra lengua, incluso cuando habla “mal”.

lunes, 19 de mayo de 2025

APRENDER IDIOMAS

 








En los años 60, cuando estudiaba en Badajoz, nos enseñaban una segunda lengua en el instituto. Yo elegí francés. En ese momento no parecía importante. Era una asignatura más, al nivel de Formación del Espíritu Nacional o Religión. Le dedicabas el tiempo justo para aprobar y poco más.

Con el tiempo entendí lo que nadie nos explicó entonces: hablar otro idioma no era un adorno educativo, era una herramienta clave. Si hubiera aprovechado mejor aquellos cuatro años de bachillerato, me habría abierto más puertas en lo profesional. Hoy lo tengo claro: saber idiomas marca la diferencia. Y ya no basta solo con inglés.

Por eso me pareció útil el artículo publicado hoy en El País, titulado “Hablar un inglés fluido ya no es diferencial”(Óscar Granados, 11 de mayo de 2025). Lo resumo porque dice verdades importantes para cualquiera que esté estudiando, trabajando o buscando mejorar su perfil.

Hoy el inglés ya no es un valor añadido, es un requisito básico. Las empresas lo consideran al mismo nivel que saber usar el correo electrónico o Word. Se espera que lo tengas, sobre todo si aspiras a puestos con responsabilidad o contacto internacional. El nivel mínimo aceptado es un B2, suficiente para mantener una conversación profesional. Pero eso, por sí solo, ya no impresiona.

Lo que realmente marca la diferencia es una tercera lengua. No hablamos solo de francés o alemán. El interés también crece por idiomas como portugués, italiano, árabe, japonés o chino mandarín. Estos idiomas tienen impacto directo en el salario. El artículo cita datos de InfoJobs que muestran que saber alemán puede aumentar el sueldo medio en más de 10.000 euros anuales. El chino también mejora las condiciones salariales y su demanda sigue creciendo, sobre todo en empresas con conexiones con Asia.

Además de lo profesional, hablar varios idiomas mejora la capacidad de adaptación, la flexibilidad mental y la integración en entornos multiculturales. Y eso, en un mundo globalizado, ya no es un detalle menor.

Un dato llamativo: España está entre los países europeos con más personas que nunca han aprendido un segundo idioma. En 2023, solo el 39% decía poder mantener una conversación en inglés. Mejor que Italia, sí, pero por detrás de Francia, Portugal y los países nórdicos.

Si estás estudiando, trabajas o simplemente quieres crecer, mi recomendación es clara: invierte en aprender idiomas. No esperes a que te haga falta. Hazlo antes. Si tienes hijos o nietos, anímales a no ver los idiomas como una asignatura de relleno, como nos pasó a muchos. Hoy ya no es una opción. Es una necesidad.


📌 Artículo completo en El País: “Hablar un inglés fluido ya no es diferencial” por Óscar Granados (11 de mayo de 2025)

domingo, 18 de mayo de 2025

FIEBRE DEL ORO. EL ORIGEN





“El oro vale menos por lo que es, y más por lo que representa.”

Leyendo hoy El País me llamó la atención descubrir que la relación humana con el oro comenzó hace tanto tiempo. El autor del artículo comenta que solemos pensar que las grandes invenciones están ligadas a la era digital o a la ciencia moderna, pero muchas ideas y materiales que usamos hoy tienen un origen mucho más antiguo. Aunque vivimos rodeados de tecnología, muchos avances no han cambiado tanto como creemos el curso de la historia, y algunos descubrimientos antiguos siguen marcando nuestras decisiones colectivas.


Es evidente que la revolución neolítica fue un gran cambio, pero no el único. La invención de la rueda, la navegación y el uso de metales también transformaron el mundo. El cobre fue el primero, seguido por el hierro, el estaño, la plata y el oro. Algunos metales se usaban para fabricar armas o herramientas; otros, como el oro, empezaron a usarse más por su valor simbólico que por su función práctica.
Entre todos, el oro ha tenido el mayor impacto simbólico. Se valoró por su apariencia, su resistencia y su rareza. Lo asociaron con el sol, el prestigio y el poder. En Egipto, por ejemplo, se decía que era el metal de los dioses. Y ese significado ha persistido en muchas culturas. Como escribió Peter L. Bernstein en The Power of Gold (2000), el oro ha movido imperios, ha afectado economías, ha estado detrás de guerras y ha marcado el destino de personas y sociedades enteras.

Saber que algunas de las primeras muestras de esta fiebre por el oro son unas cuentas enterradas en un montículo en Bulgaria deja claro que esta obsesión es muy antigua. Desde entonces, el oro ha sido visto como algo valioso, aunque no sirva para comer, curar o construir. Aun así, ha sido tratado como símbolo de poder y riqueza durante miles de años.

La atracción por el oro no es nueva. Desde hace milenios, las personas lo valoran, lo buscan y lo usan como señal de estatus y poder. La codicia y el deseo por este metal forman parte de la historia humana desde sus inicios.


Fuente: Basado en el artículo de David Álvarez publicado en El País, titulado “El origen de la fiebre del oro”, con información del estudio “Prehistoric Metallurgy of Gold: Gold Artifacts from Tell Yunatsite, Southern Bulgaria” publicado en Archaeologia Bulgarica.

miércoles, 14 de mayo de 2025

CUANTOS

 



Hace unos días, leyendo National Geographic, me encontré con un tema que me llamó la atención: la catástrofe ultravioleta. Aunque suena a ciencia ficción, fue un problema real que cambió la historia de la física.

Explicaban en el articulo, que todo empezó cuando los científicos intentaron explicar cómo los objetos calientes emiten luz, como una estufa encendida, el filamento de una bombilla o el Sol. Usando las leyes de la física clásica, lograban buenos resultados en algunas partes del espectro de luz, pero al calcular la energía en la zona ultravioleta, las ecuaciones decían que debía ser infinita.
Esto era absurdo. Si fuera cierto, una simple taza de café irradiaría tanta energía ultravioleta que sería peligroso mirarla. Como esto no pasaba, estaba claro que algo en la teoría estaba mal.

Este error, conocido como catástrofe ultravioleta, mostró que la física clásica tenía límites. Era como encontrar una grieta en un edificio que parecía sólido. Esta contradicción llevó a buscar nuevas respuestas.

Hubo un físico alemán Max Planck que propuso una idea diferente.
 Según él la energía se intercambia solo en cantidades fijas, "cuantos" no de forma gradual. Esto contradecía la física clásica y abrió el camino a una comprensión radicalmente diferente de la materia y la luz, sentando las bases de la teoría cuántica que hoy es esencial para la ciencia moderna.

La catástrofe ultravioleta no fue solo un error matemático. Fue el motor de una revolución científica. Gracias a la física cuántica, hoy tenemos computadoras, láseres, energía solar y un conocimiento mucho más profundo del cosmos.
A veces, los errores abren la puerta a los grandes descubrimientos.

Cada dia me sorprendo con este tipo de cosas.

martes, 13 de mayo de 2025

EL SÍNODO DEL TERROR

 


El Sínodo del Terror: Cuando la política desenterró a un papa


En la larga historia de la Iglesia católica hay episodios que rozan lo increíble, pero pocos tan macabros y absurdos como el Sínodo del Terror —también conocido como el Concilio Cadavérico. Ocurrió en el año 897, cuando el papa Esteban VI mandó exhumar el cadáver de su predecesor, Formoso, para someterlo a juicio. Sí, literalmente juzgó a un cadáver. Este grotesco evento fue el reflejo de un papado sumido en luchas de poder, manipulado por intereses nobles y rivalidades políticas.

Un papado atrapado entre facciones

Durante los siglos IX y X, el papado no era el centro espiritual que muchos imaginan hoy. Era un campo de batalla político. El trono de San Pedro se disputaba entre familias nobles romanas, emperadores y caudillos regionales. En este entorno, los papas eran muchas veces peones. Se les coronaba, se les destituía o se les eliminaba dependiendo de quién tenía el control en ese momento.

El conflicto detrás de la tumba

Formoso, elegido papa en 891, navegó estas aguas turbulentas como pudo. Primero apoyó al emperador Lamberto de Spoleto, pero luego cambió de bando y coronó a Arnulfo de Carintia como nuevo emperador. Esta traición fue un error grave: Lamberto y su madre, Ageltruda, no lo olvidaron ni siquiera después de su muerte.

El juicio al cadáver

Nueve meses después del fallecimiento de Formoso, Esteban VI —probablemente presionado por la familia Spoleto— organizó un sínodo sin precedentes: un juicio post mortem. El cadáver del papa fue desenterrado, vestido con sus ropas papales y sentado en un trono en la Basílica de San Juan de Letrán. Un diácono hablaba en su nombre mientras Esteban lo acusaba de perjurio y de haber usurpado el papado.

El resultado fue tan grotesco como predecible. El cuerpo fue declarado culpable, se anularon sus decisiones, se le arrancaron los dedos de la bendición y finalmente fue arrojado al río Tíber.

La reacción: un giro brutal

El espectáculo fue tan extremo que la propia Roma reaccionó con furia. La población se volvió contra Esteban VI, quien acabó depuesto, encarcelado y finalmente estrangulado en prisión. Poco después, el papa Teodoro II rehabilitó la memoria de Formoso, recuperó sus restos y los enterró de nuevo con honores. Su sucesor, Juan IX, prohibió cualquier otro juicio post mortem.

Lo que nos deja este episodio

El Sínodo del Terror no fue solo un acto aberrante, fue un síntoma. Mostró cuán profundamente la política podía distorsionar las instituciones religiosas. El papado de la Alta Edad Media estaba lejos de ser un poder moral incuestionable: era vulnerable, volátil y a merced de intereses seculares.

Este escándalo marcó un punto de inflexión. Aunque aún faltaban siglos para una verdadera reforma, el episodio dejó claro que algo debía cambiar. La Iglesia necesitaba fortalecerse desde dentro, alejándose del control de las facciones y del caos que ellas generaban.

¿Quieres saber más?
Puedes leer un análisis más profundo en el artículo original de National Geographic.

CATÁSTROFES EN ESPAÑA

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