02 diciembre 2024

CORRUPCION

 






"Los corruptos no destruyen el sistema; lo perfeccionan a su favor, porque conocen sus grietas mejor que quienes lo defienden."



Corrupción Política en España

 

La corrupción política está enraizada en la historia de muchas democracias. España no es una excepción. En los últimos quince años, los principales partidos políticos, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), han protagonizado escándalos que han sacudido la confianza de los ciudadanos. Este texto analiza la corrupción en España con una idea clara: los corruptos no son idiotas. No actúan por casualidad. Lo que hacen está planeado. Hay algo frío y metódico en todo esto, como si lo practicaran.

 

La corrupción no se explica por incompetencia. Los corruptos son calculadores. Conocen el sistema y saben cómo explotarlo. Operan en un entorno hecho para ocultar. Instituciones débiles, controles insuficientes y una cultura política que premia la lealtad antes que la ética.

En España, los patrones son claros:


  1. Redes de influencia. Círculos cerrados que garantizan el silencio y la complicidad.
  2. Uso de recursos públicos. Contratos, subvenciones, empresas estatales. Todo a su servicio.
  3. Blindaje político. Manipulan las leyes y las instituciones para protegerse.

 

Casos del PP

 

Caso Gürtel. En 2007 salió a la luz una red de sobornos en el PP. Maletines de dinero, regalos de lujo. Francisco Correa, el líder, desvió más de 120 millones de euros. Todo estaba calculado. Crear una estructura paralela, fuera del radar legal.

Caso Púnica. En 2014, otra trama: contratos fraudulentos a cambio de comisiones. Esta vez incluyeron empresas tecnológicas para limpiar la imagen de los implicados en redes sociales.

Caso Bárcenas. Luis Bárcenas, tesorero del PP, manejó una contabilidad B. Sobres con dinero para altos cargos. No era algo pequeño, afectaba al corazón del partido.

Caso Lezo. Ignacio González desvió fondos del Canal de Isabel II a cuentas en el extranjero. Para no dejar rastro, usaron estructuras internacionales.

Caso Kitchen. Recursos del Ministerio del Interior para espiar a Bárcenas y encubrir pruebas. Aquí, el Estado se convirtió en una herramienta para proteger al partido.

 

Casos del PSOE


Caso ERE. En Andalucía, entre 1999 y 2022, se desviaron 680 millones de euros. Fondos destinados a empresas en crisis terminaron en los bolsillos equivocados. José Antonio Griñán y Manuel Chaves, exlíderes del PSOE, fueron condenados.

Caso Mediador. En 2023, salió a la luz una red de sobornos. Un intermediario conectaba empresarios con diputados del PSOE. Las comisiones ilegales giraban en torno a tecnologías sanitarias.

Caso Invercaria. Una empresa pública andaluza concedió préstamos sin control ni criterios claros. Fondos públicos usados como si fueran privados.

Caso Koldo. En plena pandemia, se cobraron comisiones ilegales en contratos de suministros médicos. No fue el mayor desfalco, pero ocurrió en un momento crítico.

 

La corrupción tiene consecuencias más allá del dinero.

  1. Deslegitimación. La confianza en las instituciones democráticas se rompe.
  2. Desmovilización. Los ciudadanos dejan de participar. La democracia se debilita.
  3. Desigualdad. Los recursos que deberían mejorar vidas acaban en manos equivocadas.

 

Por qué los corruptos no son idiotas

 

Lo que hacen no es casualidad. Es metódico. Fruto de una habilidad preocupante para explotar un sistema roto.

  1. Conocimiento del sistema. Los corruptos no solo conocen las leyes, conocen sus grietas. Saben hasta dónde pueden llegar sin que el sistema los alcance.
  2. Redes de protección. Políticos, empresarios, funcionarios. Los corruptos crean un ecosistema que asegura su impunidad. Si algo sale mal, esas redes los protegen.
  3. Manipulación de narrativas. Usan los medios para desviar la atención o minimizar sus actos. Frases como "todos lo hacen" anestesian la indignación.
  4. Negación estratégica. Aunque haya pruebas, siempre niegan. Admitirlo sería el fin. Resisten, esperando que el sistema se canse antes que ellos.

 

 

En España, los corruptos no solo roban. Lo hacen con precisión. Tramas urbanísticas, desvío de fondos públicos, redes internacionales. Cada paso está calculado para evadir consecuencias. Pero lo peor no es su habilidad. Es cómo se ha normalizado.

 

La frase "roban, pero hacen cosas" resume todo. No solo justifica sus actos. También desactiva el cambio. La apatía y el cinismo se instalan, y nada cambia.

 

Aceptar que los corruptos no son idiotas no significa resignarse. Significa entender el problema para enfrentarlo mejor. Combatir la corrupción requiere algo más que promesas. Hace falta cerrar lagunas legales, desmantelar las redes de protección y fortalecer las instituciones. Pero no basta con cambiar las leyes. La ciudadanía también tiene un papel.

Una sociedad activa y bien informada puede hacer presión. La indignación debe transformarse en acción. Sin eso, la corrupción seguirá siendo parte de nuestra vida política.

 

Los corruptos no son idiotas. Eso está claro. Pero tampoco son invencibles. Su inteligencia no debería ser subestimada, pero tampoco es excusa para no enfrentarlos.Entender cómo operan es el primer paso. Lo siguiente es construir un sistema que no deje espacio para ellos. Y ahí es donde los ciudadanos tienen que estar atentos.Si no hacemos nada, la corrupción seguirá siendo el mismo viejo problema con nuevas caras.

30 noviembre 2024

MILITARES EN POLITICA

 






El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla."


General Napoleon Bonaparte



El reciente nombramiento de un militar como vicepresidente del gobierno de la Comunidad Valenciana, encargado de liderar la reconstrucción de zonas afectadas por las riadas de 2024, ha generado críticas y despertado preguntas. ¿Es conveniente que los militares participen en actividades políticas, incluso si se presentan como tareas técnicas?

Para abordar esta cuestión, he revisado otros ejemplos de participación de militares en gobiernos, tanto en España como en contextos internacionales como Estados Unidos e Israel. Estas son las opiniones y análisis que surgen de distintas fuentes.

 

El dilema militar en la política

La relación entre militares y gobiernos civiles ha sido un tema delicado durante décadas. En las democracias modernas, el control civil sobre las Fuerzas Armadas y su neutralidad política son principios fundamentales. Sin embargo, la participación de militares en cargos políticos sigue generando debate. ¿Qué implica realmente? ¿Qué riesgos plantea?

 

Militares en roles técnicos: ¿eficiencia o riesgo?

En emergencias, los militares parecen una solución lógica. Saben organizar, planificar, actuar rápido. Por eso, no sorprende que se les asigne la reconstrucción de zonas devastadas o la gestión de crisis. Un teniente general en un puesto técnico inspira confianza: disciplina, neutralidad, eficacia. Pero ¿es solo eso?

A veces, el uso de la imagen militar en política va más allá de la técnica. Un político puede colocar a un general en un alto cargo para protegerse de las críticas o reforzar su propia imagen. El prestigio militar, como un escudo. Esto no es neutralidad. Es politización, aunque se disfrace de eficiencia.

 

La trampa de la dicotomía técnica-política

"Los militares son más técnicos que políticos." Esa idea suena bien, pero tiene fallos. En democracia, la política no es solo partidismo ni corrupción. La gestión técnica también comete errores. Nadie, ni siquiera los militares, está exento de fallos o de posibles favoritismos.

Además, toda decisión técnica tiene un lado político. ¿Qué priorizas? ¿Qué recursos usas? ¿A quién beneficias primero? Reconstruir una zona devastada, por ejemplo, no es solo logística: es política, aunque a veces no lo parezca. Y ahí, incluso el militar más neutral, queda expuesto al escrutinio público.

 

Miradas internacionales: Estados Unidos e Israel

En Estados Unidos, algunos militares han dado el salto a la política. Dwight D. Eisenhower, por ejemplo, fue presidente después de ser general. Pero lo hizo tras una elección democrática. Allí, las leyes son claras: los militares activos no pueden ocupar cargos civiles.

En Israel, el contexto es otro. La sociedad está muy militarizada. Allí, los exmilitares tienen un papel importante en la política, y eso no genera tanto ruido. Todos pasan por el servicio militar, y eso crea una base cultural que normaliza esta práctica. Pero incluso en Israel, hay riesgos: los exmilitares tienden a priorizar la seguridad sobre soluciones civiles o diplomáticas.

¿Qué enseñan estos casos? Que para que funcione, la participación militar en política necesita contrapesos. Prensa libre. Ciudadanía activa. Un sistema judicial sólido. Sin estas garantías, el riesgo es grande: poder concentrado en pocas manos, la puerta abierta a autoritarismos.

 

Europa y el peso de la historia

En Europa, la relación entre militares y política está marcada por heridas del pasado. En España, Grecia y Portugal, las dictaduras militares del siglo XX dejaron cicatrices profundas.

España, por ejemplo, aprendió con la transición democrática tras la dictadura de Franco. La Constitución de 1978 dejó claro que los militares debían estar subordinados al poder civil. Desde entonces, cualquier señal de militarización en política se ve con sospecha.

El intento de golpe de Estado de 1981 reforzó esa sensibilidad. Nombrar a un militar en un alto cargo político, incluso con fines técnicos, puede reabrir viejas heridas. Para muchos, es un paso atrás, un recordatorio de un pasado autoritario que nadie quiere repetir.

 

El riesgo de normalizar la militarización

Permitir que militares participen en política con demasiada frecuencia puede crear precedentes peligrosos. Si la sociedad empieza a creer que los militares son más eficaces que los políticos, ¿qué pasa con la democracia?¿Mejor ser gobernados por militares? ¿Primar disciplina y orden, sobre derecho a la critica de decisiones?

Este razonamiento de mejor ser gobernado por militares, ha sido usado por dictaduras en todo el mundo. "Los militares garantizan estabilidad y orden", dicen. Pero lo que realmente hacen es deslegitimar a los políticos y centralizar el poder. En España, ese escenario parece lejano, pero incluso un pequeño paso en esa dirección debería ser examinado con cautela.

 

Conclusión: Cuidar la democracia

¿Pueden los militares participar en política? La opinión de expertos es, sí, pero con cuidado. En ciertos contextos, su experiencia puede ser valiosa. Pero su papel debe ser excepcional, no la norma.

Ejemplos como Estados Unidos e Israel muestran que puede funcionar bajo democracias sólidas, pero también advierten de los riesgos: politización, concentración de poder, priorización de enfoques militares sobre soluciones civiles.

En España y Europa, la memoria histórica es un recordatorio constante. Neutralidad militar. Control civil. Estas son bases que no deben erosionarse. Nombrar a un militar en un cargo político no puede ser una decisión tomada a la ligera.

Al final, la clave está en reforzar las instituciones democráticas. La política no debe ser sinónimo de corrupción, y los militares no son figuras incorruptibles. Una democracia fuerte combina técnica y legitimidad democrática. Y sobre todo, entiende que la diversidad y el equilibrio son sus mayores fortalezas.

 



27 noviembre 2024

LA NOMENKLATURA

 





"La muerte de una persona es una tragedia, la muerte de millones es una estadística."

Stalin



 

La nomenklatura se originó en la Unión Soviética y se refiere a la élite política, administrativa y económica que ostentaba el poder en el sistema comunista. 

 

La palabra proviene del latín nomenclatura (lista de nombres) y hacía alusión a la lista de personas que ocupaban los puestos más altos y privilegiados dentro del aparato estatal, el partido comunista, la industria y la burocracia. En esencia, la nomenklatura era la clase dirigente dentro de un sistema que, irónicamente, proclamaba la igualdad y la ausencia de clases sociales.

 

La nomenklatura es un ejemplo de cómo las ideologías que prometen igualdad pueden generar, en la práctica, nuevas formas de desigualdad y privilegio. Este grupo simboliza la contradicción inherente de los regímenes comunistas: mientras proclamaban la desaparición de las clases sociales, crearon una élite que monopolizaba el poder y los recursos. Su existencia revela cómo, en muchos casos, las promesas de justicia social han sido usadas para encubrir la perpetuación de la opresión y la concentración del poder en manos de unos pocos.

 

 

 

Características principales de la nomenklatura:

 

  1. Privilegios exclusivos:


A pesar de que el comunismo promovía la abolición de las clases sociales, la nomenklatura disfrutaba de privilegios que el resto de la población no tenía. Estos incluían acceso a viviendas lujosas, tiendas exclusivas con productos importados, atención médica especial, educación de élite para sus hijos, autos oficiales y viajes al extranjero.

 

  1. Control del poder político y económico:


La nomenklatura era esencialmente un grupo cerrado, compuesto por altos funcionarios del Partido Comunista, líderes militares, directores de empresas estatales y jefes de organizaciones públicas. Este grupo controlaba las decisiones clave del país, asegurándose de mantener su posición privilegiada.

 

  1. Sistema cerrado:


Los miembros de la nomenklatura no eran elegidos democráticamente ni por méritos individuales, sino que ascendían gracias a su lealtad al partido y sus conexiones personales dentro del sistema. Esto garantizaba que el poder se mantuviera dentro de un círculo limitado y leal a la ideología del régimen.

 

  1. Hipocresía ideológica:


Mientras que los líderes comunistas promovían sacrificios colectivos y austeridad entre el pueblo, la nomenklatura vivía en un mundo de abundancia. Esta contradicción era una de las razones por las cuales las promesas de igualdad del comunismo se percibían como falsas por gran parte de la población.

 

La nomenklatura y el sistema soviético

 

El concepto se hizo ampliamente conocido a partir de la Unión Soviética, donde el Partido Comunista controlaba todos los aspectos de la vida política y económica. La nomenklatura no solo supervisaba la implementación de políticas, sino que también era quien decidía quién ascendía o descendía en la jerarquía del partido y la burocracia. Este sistema fue creado por Lenin y consolidado por Stalin, quien lo utilizó para premiar a los leales al régimen y asegurarse el control absoluto del Estado.

 

Aunque la nomenklatura no era oficialmente reconocida como una clase social, en la práctica actuaba como tal. De hecho, muchos analistas han señalado que este grupo era la nueva "aristocracia" del comunismo, una ironía en un sistema que proclamaba ser igualitario y enemigo de las élites.

 

La nomenklatura en otros regímenes comunistas

 

El fenómeno de la nomenklatura no fue exclusivo de la Unión Soviética. Otros regímenes comunistas, como los de China, Cuba, Corea del Norte y los países del Bloque del Este, también desarrollaron su propia clase dirigente con características similares. En todos ellos, los líderes del partido y la élite burocrática monopolizaban los recursos y las oportunidades, mientras el resto de la población sufría penurias económicas y falta de libertades.

 

Legado de la nomenklatura

 

Con la caída del bloque soviético, la nomenklatura se transformó en muchos casos en las nuevas élites económicas. Muchos antiguos miembros de esta clase dirigente aprovecharon su posición para enriquecerse durante el proceso de privatización, convirtiéndose en los nuevos oligarcas del capitalismo postsoviético. Este fenómeno se observó especialmente en Rusia, donde antiguos burócratas comunistas se convirtieron en los principales propietarios de empresas y recursos nacionales.

 

 

23 noviembre 2024

IZQUIERDA ALTERNATIVA


 


"El socialismo no puede ser una promesa vacía; cuando se convierte en un sistema de privilegios para unos pocos, ya no es un ideal, sino un lastre."


El comunismo, el socialismo, el marxismo-leninismo. Incluso el progresismo moderno. Todos nacieron con la promesa de un mundo mejor. Igualdad. Justicia social. Un futuro diferente. Pero la historia cuenta otra cosa. Esos ideales fueron traicionados. Una y otra vez.

La ambición de poder. La corrupción. Siempre aparecen. Bajo la fachada de igualdad, estos movimientos implantaron gobiernos que oprimían. La tiranía no es exclusiva de ninguna ideología.La lección es simple. Si concentras el poder en unas pocas manos, da igual quién lo tenga o lo que prometa. Las injusticias regresan. La única defensa es proteger la libertad, la pluralidad, los derechos individuales. Sin eso, no hay justicia. Solo opresión con otro nombre.

Desde el principio, las ideologías de izquierda prometieron un mundo más justo. El comunismo, el socialismo, el progresismo... todas dicen lo mismo: luchar contra el capitalismo, defender a los oprimidos. Pero en la práctica, muchas veces estas ideas se desvian. Lo que construyen no es justicia, sino nuevas formas de control. Bajo una máscara de igualdad, se oculta la opresión.

Todo empezó con promesas. Marx y Engels, en El Manifiesto Comunista, soñaron con una sociedad sin clases. Querían destruir la explotación del capitalismo. Los socialistas utópicos, como Saint-Simon o Fourier, hablaban de cambios pacíficos. Pero las promesas se convirtieron en otra cosa. Muy pronto, las ideas se transformaron en herramientas de dominación. Lo que se dijo que era para el pueblo acabó sirviendo para controlar al pueblo.

En 1917, Lenin llegó al poder en Rusia. Prometió liberar a los trabajadores. Pero lo que trajo fue un sistema autoritario. Dijo que era necesario. Dijo que era por el bien de la revolución. Pero cerró periódicos, eliminó opositores y concentró el poder en el Partido Comunista. Luego vino Stalin. Y lo llevó más lejos. Campos de trabajo, censura, miedo.

La igualdad que prometieron nunca llegó. En su lugar, surgió una nueva clase dirigente: la nomenklatura. Vivían mejor que los demás. Tenían privilegios. Mientras tanto, el resto sobrevivía como podía. Hablar en contra era peligroso. Callarse era la norma.

Con el tiempo, las ideas evolucionaron. Después de la Segunda Guerra Mundial, el socialismo democrático tomó otro camino en Europa. Encontró un equilibrio entre la economía de mercado y las políticas sociales. Mejoró la vida de muchas personas. Pero en otras partes del mundo, especialmente en América Latina, el marxismo-leninismo siguió vivo. Cuba. Nicaragua. Venezuela. Los líderes hablaban de igualdad mientras consolidaban regímenes autoritarios. Decían que el poder era necesario para proteger la revolución. Pero lo que hicieron fue limitar derechos y crear nuevas desigualdades.

Hoy, el progresismo es la nueva versión de esas ideas. Parece más moderno, más inclusivo. Habla de derechos civiles, justicia climática, igualdad de género. Se presenta como algo distinto. Pero algunas cosas no han cambiado. Frecuentemente, hay intolerancia hacia quien no está de acuerdo. A menudo, hay una tendencia a imponer una única forma de pensar.

Un ejemplo claro es la corrección política. Al principio, buscaba algo bueno: respeto, inclusión. Pero pronto se convirtió en una herramienta para silenciar. En nombre de la justicia social, se imponen restricciones a la libertad de expresión. Quien disiente es cancelado. Las redes sociales, que deberían ser espacios de diálogo, se usan para castigar a quienes piensan distinto.

No es una dictadura tradicional. No hay cárceles ni gulags. Pero el control ideológico está ahí. Las voces que no encajan son apartadas. El miedo a hablar es real.

¿Por qué pasa esto? Porque siempre es lo mismo. Dicen que quieren justicia. Que quieren igualdad. Pero en el camino concentran el poder. Y cuando eso ocurre, todo lo demás se pierde. El sistema se convierte en una máquina que oprime, no importa el nombre que tenga o las intenciones con las que empezó.

Lenin, Stalin, Mao. Dijeron que trabajaban por el proletariado. Pero lo que hicieron fue controlar, reprimir, destruir. Hablaron de sacrificios necesarios. Pero esos sacrificios siempre los pagaron otros.

El progresismo no tiene campos de trabajo. Pero su control se siente en otros lugares: en la cultura, en los medios, en la educación. Imponen una visión única. Y quien no esté de acuerdo, queda fuera.

La historia nos dice algo claro. Prometer igualdad no es suficiente. Sin libertad, sin pluralidad, las promesas se convierten en opresión. No importa si la bandera es roja o verde. No importa si se habla de justicia o progreso. Si el poder se concentra, el resultado siempre es el mismo.

Prometieron un mundo mejor. Pero una y otra vez, la historia termina igual.


21 noviembre 2024

CANTABRIA

 





"Viajar es detener el tiempo mientras avanzas."




Del 24 al 29 de septiembre, mi hermana, mi cuñado, Carmen y  yo emprendimos un estupendo viaje por Cantabria, una región que combina historia, naturaleza y una gastronomía que invita a saborear cada rincón. Nos alojamos en los apartamentos Natura, en Santillana del Mar, una localidad que parece detenida en el tiempo, con calles empedradas y fachadas históricas. Los apartamentos fueron el lugar perfecto para descansar tras nuestras jornadas: cómodos, modernos y con una ubicación privilegiada que nos permitió movernos con facilidad.







El primer día lo dedicamos a Comillas, una de las joyas del modernismo español. Nuestra primera parada fue el célebre Capricho de Gaudí, una de las obras más originales del arquitecto catalán. Este edificio, de estilo modernista, destaca por su fachada revestida de cerámicas en forma de girasoles que brillan al sol, un homenaje a la naturaleza que Gaudí integró magistralmente en la arquitectura. Los detalles, como las columnas de hierro fundido y los balcones ornamentados, nos dejaron fascinados. Paseamos por el encantador centro de Comillas, con sus calles empedradas y ambiente señorial, antes de detenernos a almorzar en el restaurante Las Caseras. Allí probamos el famoso cocido montañés, un guiso contundente hecho con alubias, berza y productos del cerdo, que se convirtió en una experiencia culinaria tan satisfactoria como inolvidable.

Por la tarde, nos dirigimos a Llanes, ya en Asturias, donde recorrimos su casco histórico, con sus casas blasonadas y pequeñas plazas llenas de encanto. Bajamos hasta una playa cercana, un rincón de arena dorada y aguas agitadas, pero la lluvia nos sorprendió antes de poder disfrutar del paisaje por completo. Nos refugiamos en una chocolatería del centro, donde el aroma a chocolate caliente y dulces recién hechos nos acogió como un abrazo en medio del clima gris. La tarde transcurrió entre charlas, un cierre perfecto para nuestro primer día de viaje.




El segundo día amaneció lluvioso, pero eso no impidió que continuáramos con nuestros planes. Nos dirigimos a las Cuevas de Altamira, aunque, como es habitual, visitamos su réplica, una reproducción fiel que permite imaginar cómo debió ser el mundo en el que vivieron nuestros antepasados. Las pinturas rupestres, con sus figuras de bisontes, ciervos y caballos, realizadas con sorprendente detalle hace más de 14.000 años, nos transportaron a otra época. Contemplar cómo aquellos primeros artistas capturaron la esencia de los animales en un entorno oscuro y limitado fue una gran experiencia.

Al mediodía, comimos en el restaurante Plaza Mayor, en Santillana del Mar, un lugar con platos típicos y un ambiente acogedor. Por la tarde, visitamos la Colegiata de Santa Juliana, una joya del románico cántabro. Su claustro es particularmente impresionante, con columnas decoradas con capiteles labrados que narran escenas bíblicas y motivos vegetales. El silencio del lugar, roto solo por el eco de nuestros pasos, nos hizo reflexionar sobre las generaciones que han pasado por allí, dejando su huella en la piedra.







El día 27 decidimos cruzar a la provincia vecina de Palencia para visitar Aguilar de Campoo, un pueblo que Carmen y yo ya habíamos explorado tres años atrás, pero que nos emocionaba compartir con mi hermana y cuñado. Empezamos por la colegiata de San Miguel, cuyo interior destaca por su imponente altar mayor y la serenidad que impregna cada rincón. Fue un momento de redescubrimiento.

Comimos en el restaurante El Barón, un lugar que habíamos visitado en nuestro viaje anterior y que, lamentablemente, pronto cerrará por la jubilación de su propietario. La comida fue tan deliciosa como la recordábamos, y nos sentimos agradecidos de haber regresado antes de su despedida definitiva. Por la tarde, visitamos dos templos románicos que son referentes en la historia del arte español: Santa María la Real y Santa María de Nava. Santa María la Real nos cautivó con su magnífica portada, decorada con figuras en relieve que parecen cobrar vida, y su entorno tranquilo. Por su parte, Santa María de Nava, más austera, nos impactó por su sencillez y equilibrio, un ejemplo perfecto de la sobriedad románica. Al regresar a Santillana esa noche, quedamos satisfecho por todo lo vivido.




El último día antes de regresar a casa lo dedicamos a Santander, la capital de Cantabria. Aunque yo ya había estado allí varias veces por motivos profesionales y una vez por turismo, siempre es interesante redescubrir una ciudad desde una perspectiva diferente. Santander no destaca especialmente por sus monumentos, y la catedral, que podría ser uno de ellos, estaba cerrada al público por la celebración de bodas, además de requerir una entrada de pago en otras ocasiones. Sin embargo, disfrutamos mucho del Mercado Municipal, un lugar lleno de productos locales y una oportunidad perfecta para comprar algunos recuerdos gastronómicos.

Tras almorzar en el restaurante Querida Margarita, dimos un largo paseo por el centro, el paseo marítimo y las playas urbanas. La brisa del mar y las vistas nos invitaron a saborear cada instante antes de emprender el regreso.

El día de regreso, hicimos una última parada en el Parador de Lerma, en la provincia de Burgos. Este edificio histórico, que combina la arquitectura renacentista con el lujo moderno, nos sorprendió con su belleza. Aprovechamos para tomar un café y comprar algunos recuerdos en su tienda, una forma ideal de cerrar un viaje lleno de historia, paisajes y sabores inolvidables.

A las siete de la tarde estábamos de vuelta en El Campello, cansados pero contentos por los días vividos. Cantabria y sus alrededores nos ofrecieron una experiencia que quedó grabada  en fotografías.

19 noviembre 2024

COBARDIA





A veces leo. A veces escribo. Ahora tengo más tiempo para eso, cosas de la jubilación. Aunque tampoco tanto como parece. Hay días en que no hago nada. Otros, en cambio, aparecen cosas. Ayer, por ejemplo, me mandaron un video. Era sobre la cobardía.

El hombre que hablaba lo hacía bien. Claro. Directo. Sabía de lo que hablaba, o eso me pareció. En menos de 400 palabras dijo todo. Lo vi una vez y ya estaba claro. La cobardía, explicó, no era solo miedo. Era algo más. Algo más hondo.

Luego pensé en los políticos. No sé por qué, pero fue lo primero que me vino a la cabeza. ¿Cuántos de ellos caben en esa definición? Me quedé dándole vueltas. No llegué a ninguna conclusión, pero no importa. Lo interesante es pensar en eso. Lo importante es no dejar de mirar.

El video me gustó. Lo comparto. Me parece que otros deberían verlo también.








 

16 noviembre 2024

LA BAUHAUS Y MINIMALISMO





Puerta de Brandemburgo (Bauhaus)

"Menos no es solo más"

Siempre me ha cautivado cómo la Bauhaus y el minimalismo, aunque separados por décadas y contextos, persiguen lo mismo. Ambos buscan simplificar. Hacer que el arte, el diseño y la vida cotidiana sean funcionales, sin exceso. La Bauhaus enseña que el diseño puede ser humano y accesible. Transformador. El minimalismo, por su parte, claramente tiene su definición: menos es más. Y juntos, creo que cambiaron no solo cómo vivimos, sino también cómo se entiende el mundo.

 

La Bauhaus tuvo apenas catorce años de vida. Fue poco tiempo, pero suficiente para dejar huella. Redefinió la relación entre arte, diseño y sociedad. Su impacto está en todas partes. En la arquitectura, en el diseño industrial. Su influencia es tan grande que es difícil escapar de ella. Fue breve, sí, pero poderosa.


Puente Millenium  (Bauhaus)


El minimalismo tomó esas ideas y las llevó más lejos. Lo que empezó como un movimiento artístico terminó siendo una forma de vivir. Está en el diseño, en la literatura, incluso en cómo ordenar las cosas. Ambos comparten algo esencial: despojarse de lo superfluo. Quedarse con lo que importa. Y creo que eso cambió no solo el arte, sino también la vida misma.

 

La Bauhaus surgió en  un momento difícil. Alemania acababa de salir de la Primera Guerra Mundial. Había que reconstruirlo todo, incluso la identidad del país. Fue entonces cuando Walter Gropius fundó la escuela, en Weimar, en 1919. Su idea era clara: unir el arte con la producción industrial. Hacer el diseño accesible. Para todos, no solo para unos pocos. Gropius tomó ideas del movimiento Arts and Crafts, pero las mezcló con las posibilidades de la tecnología moderna. Lo ornamental no tenía lugar aquí. Lo importante era la función.


Me impresiona la forma en que la Bauhaus cambió la enseñanza. Nada de separar artistas de artesanos. Aquí trabajaban juntos. Usaban pinceles, pero también herramientas de carpintería. Diseñar no era solo imaginar; era construir. Imagino a esos estudiantes aprendiendo a unir forma y función. Diseñando para la vida real.

 

Cuando pienso en el minimalismo, veo cómo tomó mucho de la Bauhaus. No salió directamente de ahí, pero compartían una filosofía. La claridad. La funcionalidad. En el diseño y la arquitectura, el minimalismo lleva esto al extremo: líneas limpias, formas geométricas, nada que no sea esencial. Esa frase de Mies van der Rohe, “menos es más”, resume todo. Diseños como el Pabellón de Barcelona lo demuestran. Son simples, pero tienen fuerza. Belleza. Función.


Plaza de Callao  (Bauhaus)


 

Incluso en la literatura veo la influencia. Esa misma idea: reducir a lo esencial. Contar una historia con lo justo. La Bauhaus nunca tocó la literatura, pero creo que su filosofía está ahí. La economía, la síntesis. Todo lo innecesario queda fuera.

 

En la vida cotidiana siento algo parecido. Simplificar. Quedarme con lo que importa. La Bauhaus diseñaba objetos funcionales, accesibles. El minimalismo hace lo mismo, pero en el día a día. Menos cosas. Más significado.

 

La Bauhaus tuvo influencia de pintores como Wassily Kandinsky, Paul Klee. Ellos exploraron el color, la geometría. Crearon un lenguaje visual que conectó el arte con la vida moderna. Moholy-Nagy, por otro lado, llevó la escuela hacia lo tecnológico. La fotografía, el cine, los nuevos medios. La Bauhaus era como un laboratorio. Todo se ponía a prueba en los talleres: cerámica, carpintería, diseño textil. Ahí es donde las ideas se volvían prácticas.

 

Al principio, la Bauhaus era artesanal. Pero las circunstancias la hicieron cambiar. La tecnología se convirtió en su aliada. Gropius entendió que esa era la clave para democratizar el diseño. Hacer que los objetos bien diseñados llegaran a todos, no solo a las élites. También veo cómo otros movimientos, como el neoplasticismo, dejaron su marca. Las líneas rectas, los colores primarios, las formas geométricas. Todo eso se volvió parte del lenguaje de la Bauhaus y, más tarde, del minimalismo.

 


 

 

 

13 noviembre 2024

PERÚ Y LAS CIVILIZACIONES PREHISPÁNICAS



 

“La literatura no cambia el mundo, pero sí cambia a las personas que pueden cambiar el mundo."




Cuando llegué a Perú en 2014, apenas tenía un conocimiento superficial de su historia. Sabía lo básico: que mi paisano Francisco Pizarro, en el siglo XVI, había conquistado estas tierras con la ayuda de algunas tribus indígenas que veían a los incas como opresores. Había oído de la captura y muerte del Inca Atahualpa en Cajamarca en1532, un evento que marcó el principio del fin para el gran imperio incaico. Pero poco sabía de la complejidad y la antigüedad de las civilizaciones que habían existido mucho antes de la llegada de los españoles, ni de la gran riqueza cultural que el Perú guardaba en sus suelos. Descubrir esa historia fue una de las experiencias más agradables durante mi estancia en el país.

 

Las Civilizaciones Mochica y Chimú

 

Nuestros primeros viajes al norte de Perú, en 2015 y 2017, nos abrieron los ojos a la impresionante herencia de las culturas Mochica y Chimú. En nuestra visita a Trujillo, en el departamento de La Libertad, y a Chiclayo, en Lambayeque, tuvimos la oportunidad de apreciar los vestigios arqueológicos que dan testimonio de la grandeza de estos pueblos prehispánicos.





 

 

Los Mochica, que tuvieron su apogeo entre los años 100 y 700 d.C., dejaron su huella en la costa norte de Perú. Aunque esta región es más conocida en la historia moderna por haber sido el punto de entrada de los conquistadores españoles, mucho antes fue el hogar de esta civilización avanzada. Los Moche se distinguieron por su dominio en la metalurgia, particularmente en la fabricación de objetos de oro y plata, y por su capacidad para crear cerámicas detalladas, pintadas con escenas que mostraban la vida cotidiana, ceremonias religiosas y batallas.


Uno de los sitios más impresionantes que visitamos fue el complejo de la Huaca de la Luna y la Huaca del Sol, cerca de Trujillo. Estas pirámides de adobe, que alguna vez fueron el centro de poder de la civilización Moche, se alzan en medio de un paisaje desértico, recordando la grandeza de un pueblo que construyó monumentos de enorme escala sin la ayuda de herramientas de hierro o la rueda. La Huaca de la Luna, en particular, nos gustó por sus intrincadas decoraciones murales y sus restos arqueológicos, que revelan sacrificios humanos en honor a sus deidades.

 

Pero quizás el descubrimiento más asombroso fue el de la Dama de Cao, una momia femenina que fue hallada en el sitio arqueológico de El Brujo, a unos 70 kilómetros de Trujillo. La Dama de Cao, enterrada alrededor del año 400 d.C., fue una gobernante mochica, cubierta de joyas y con tatuajes de figuras animales que aún se podían ver en su piel preservada. Su tumba, descubierta en 2006, es un recordatorio del poder y la influencia que algunas mujeres tenían en esta sociedad precolombina.

 

El Señor de Sipán: El Faraón de América.

 

Al norte de Trujillo, en Chiclayo, se encuentra otro sitio arqueológico de suma importancia: la Huaca Rajada, donde en 1987 se descubrió la tumba del Señor de Sipán. Este hallazgo fue comparado con el de Tutankamón en Egipto, debido a la riqueza y el estado intacto de la tumba. Hasta entonces, muchos entierros reales de las civilizaciones antiguas de Perú habían sido saqueados, pero la tumba del Señor de Sipán, un gobernante mochica del siglo III, fue encontrada en perfectas condiciones.






 

El tesoro que acompañaba a este antiguo líder incluía objetos de oro, plata y piedras preciosas, además de una serie de ornamentos y vestimentas funerarias de una belleza extraordinaria. El Museo Tumbas Reales de Sipán, donde se exhiben estos objetos, es uno de los más impresionantes que he visitado. El ataúd de madera del Señor de Sipán, el primero de su tipo encontrado en América, es testigo de la maestría de los mochicas en carpintería y simboliza el alto estatus que este gobernante tenía en vida.

 

Chan Chan: La Ciudad de Adobe Más Grande del Mundo

 

No se puede hablar de las civilizaciones prehispánicas de Perú sin mencionar la imponente ciudad de Chan Chan, capital de la cultura Chimú, que floreció entre los años 900 y 1470 d.C. Cuando visitamos Chan Chan, también cerca de Trujillo, quedamos impresionados por la vastedad de esta ciudad de adobe, que se extiende sobre más de 20 kilómetros cuadrados. Los Chimú fueron herederos de los Moche, y su cultura llevó la arquitectura de adobe a su máxima expresión.

 

Los muros de Chan Chan, decorados con llamativos patrones geométricos y motivos que representan olas y aves, demuestran la habilidad y el ingenio de los chimúes. Pero lo que más me llamó la atención fue su avanzado sistema de canales de irrigación, que permitía a la ciudad sostenerse en medio de un desierto costero. A pesar de ser conquistada por los incas en el siglo XV, Chan Chan sigue siendo un testimonio impresionante de una civilización que llegó a dominar gran parte del norte de Perú antes de su caída.

 

Caral: La Civilización Más Antigua de América

 

Uno de los descubrimientos arqueológicos más sorprendentes que hice en Perú fue la visita a Caral, considerada la civilización más antigua de América. Situada en el valle de Supe, a unos 200 kilómetros al norte de Lima, Caral data de aproximadamente 3000 a.C., lo que la convierte en contemporánea de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto. El viaje a Caral, que hicimos en diciembre de 2014 con algunos amigos españoles, fue nuestro primer contacto con un sitio arqueológico prehispánico en Perú, y fue verdaderamente asombroso.





 

En Caral, caminamos entre las ruinas de pirámides escalonadas y plazas ceremoniales, que fueron construidas por una sociedad que no conocía ni la cerámica ni la escritura. Sin embargo, la gente de Caral desarrolló un impresionante conocimiento de la arquitectura y la agricultura, con sistemas de irrigación que les permitieron prosperar en el desierto. Este viaje nos asombró, al darnos cuenta de que mucho antes de los incas, existían en Perú civilizaciones sofisticadas que ya dominaban su entorno de manera extraordinaria.

 

Machu Picchu y los Incas

 

No podemos hablar de Perú sin mencionar a los incas, los grandes arquitectos de una de las civilizaciones más influyentes de América del Sur. Aunque la dominación incaica duró apenas unos cien años antes de la llegada de los españoles, su legado es monumental. La ciudad de Cusco, la antigua capital inca, y el majestuoso Machu Picchu, una de las nuevas siete maravillas del mundo, son claros ejemplos de su habilidad en ingeniería y arquitectura.


Machu Picchu, la joya de la corona de las ruinas incas, está enclavada en las alturas de los Andes y fue construida en el siglo XV. A lo largo de mis años en Perú, visité este increíble sitio en un par de ocasiones, y cada vez me quedé impresionado por su perfección arquitectónica y la armonía que parece tener con el paisaje que lo rodea. En futuros capítulos hablaré más en detalle sobre este lugar único, que sigue siendo uno de los símbolos más poderosos de Perú y su historia prehispánica.





 

Nazca: Los Misterios del Desierto

 

Siguiendo un recorrido imaginario hacia el sur, llegamos a los desiertos de Nazca, hogar de una de las culturas más enigmáticas de la historia de Perú. La cultura Nazca, que floreció entre los años 200 a.C. y 600 d.C., es famosa por los geoglifos que dejaron grabados en el desierto. Estas figuras gigantes, que solo pueden ser vistas en su totalidad desde el aire, representan animales, formas geométricas y figuras humanas, y su propósito sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.

 

Visité Nazca tres veces durante mi estancia en Perú. La primera fue en julio de 2014, poco después de mi llegada al país, y las otras dos con mi familia. Sobrevolar las Líneas de Nazca en una avioneta fue una experiencia única, que me dejó con más preguntas que respuestas sobre cómo y por qué estas figuras fueron creadas. También visité las islas Ballestas y el desierto de Paracas, dos de los lugares más bellos de la costa sur del país, cuyas vistas al océano Pacífico son inolvidables.

 




Chavín de Huántar: Un Centro Religioso y Político

 

En los Andes centrales de Perú, se encuentra el templo de Chavín de Huántar, uno de los sitios arqueológicos más importantes del país. La cultura Chavín, que se desarrolló entre el 900 y el 200 a.C., fue un centro religioso y cultural que influyó en muchas de las civilizaciones posteriores de los Andes. En 2016, hice un viaje a este sitio, ubicado en la región de Ancash, y quedé asombrado por su compleja arquitectura y sus esculturas monumentales, como el Lanzón de Chavín, una piedra tallada de más de cuatro metros de altura que representaba una deidad.

 

Perú es un país construido sobre una vasta de historia. Mucho antes de la llegada de los españoles y el auge del imperio incaico, civilizaciones como los Moche, Chimú, Nazca, Caral y Chavín habían dejado su huella en estas tierras. Cada una de estas culturas contribuyó a la rica diversidad que caracteriza a Perú hoy en día, y recorrer sus vestigios fue una de las experiencias más enriquecedoras durante mi estancia. Estas civilizaciones prehispánicas no solo dominaron su entorno natural, sino que también desarrollaron tecnologías y sistemas de organización social avanzados que aún sorprenden a los estudiosos modernos. Perú, más allá de su belleza natural, es un país profundamente marcado por su pasado, un pasado que sigue vivo en sus monumentos, en sus tradiciones y en la memoria de su gente.

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