12 agosto 2023

EAST ANGLIA.REINO UNIDO

 





Se necesitan dos años para aprender hablar y sesenta para aprender a callar.

Hernest Hemingway


College en Cambridge


A lo largo de dos viajes, uno en el verano de 2011 y otro en el verano de 2024, tuvimos la fortuna de explorar la región de East Anglia, descubriendo tanto sus joyas históricas como sus rincones menos conocidos. Cada uno de estos viajes, separados por trece años, nos permitió sumergirnos en la rica historia y la atmósfera única de esta parte de Inglaterra, y aunque los motivos que nos llevaron allí fueron similares, las experiencias y los recuerdos que trajimos de vuelta se entrelazaron en una narrativa que nos unió aún más a esta tierra.

En 2011, llegamos a Cambridge por primera vez para acompañar a nuestra hija Carmen durante su estancia de tres meses en la Universidad. La ciudad nos cautivó de inmediato con su impresionante arquitectura victoriana y sus icónicos colleges, cada uno con su propia historia y belleza. Durante nuestra visita, recorrimos algunos de los más famosos, como Trinity College, St. John’s College, King’s College y Pembroke College. Los edificios, con sus fachadas antiguas y jardines impecables, eran reflejos vivientes de la tradición académica de la ciudad. Las calles empedradas y los amplios recintos universitarios hizo que no pudiéramos evitar sentir una profunda admiración por el ambiente que nos rodeaba.

Uno de los momentos más memorables fue nuestro paseo por la ribera del río Cam. Mientras caminábamos tranquilamente, fotografiamos el icónico Puente de los Suspiros en St. John’s College, un símbolo arquitectónico que parece salido de una postal. Cada rincón de Cambridge tenía algo que contar, y su mezcla de historia y serenidad nos hizo sentir como si el tiempo se hubiese detenido. Además de la belleza académica, descubrimos una rica variedad de restaurantes, donde probamos cocinas de todo el mundo, desde la japonesa hasta la hindú, lo que añadió una dimensión multicultural a nuestra experiencia.

Catedral de Ely



Nuestra excursión de aquel verano no se limitó solo a Cambridge. Durante nuestro viaje, también hicimos una visita rápida a Ely, una pequeña ciudad al norte. Su Catedral gótica, coronada por una majestuosa torre octagonal, dominaba el horizonte y se erigía como una joya arquitectónica que parecía desafiar el paso del tiempo. Pasamos un par de horas explorando su interior, admirando los magníficos ventanales y el techo pintado, maravillas que dejaban sin aliento. A unos pasos de la catedral, visitamos la casa de Oliver Cromwell, convertida en museo, donde nos sumergimos en la vida cotidiana del siglo XVII.




Este primer viaje a Cambridge y sus alrededores nos dejó maravillados. Nos prometimos volver algún día, aunque no imaginábamos que tendríamos que esperar más de una década para hacerlo.

Después de dejar Cambridge, nuestro viaje continuó por varios pueblos costeros y localidades históricas de East Anglia. Uno de los lugares más impresionantes fue Huntingdon, con su acantilado sedimentario de capas rojas, blancas y pardas, que recorrimos brevemente antes de que una intensa lluvia nos obligara a acortar la visita. Sin embargo, el tiempo nos sonrió en Blakeney, una pequeña localidad costera donde, con la marea baja, los barcos quedaban varados a cientos de metros del mar, creando una estampa curiosa que disfrutamos bajo un cielo despejado.


calle de Newmarkt


Nuestro viaje por la costa también incluyó visitas a New Market y Lavenham. Coggeshall, un pintoresco pueblo de menos de 5,000 habitantes en Essex, nos sorprendió con su tranquila atmósfera y su torre de madera pintada de azul, un atractivo inesperado en un lugar tan pequeño. Lavenham, por su parte, fue una verdadera joya. Este pequeño pueblo de Suffolk, con sus casas de madera medievales perfectamente conservadas, parecía sacado de un cuento. Paseamos por sus calles empedradas, deteniéndonos a fotografiar la arquitectura única que daba vida a su historia.

Colchester, la ciudad más antigua de Inglaterra, fue el destino final de nuestra excursión en 2011. Con sus murallas romanas y su castillo normando, la ciudad resume a la perfección la esencia de East Anglia: un lugar donde el pasado y el presente conviven en armonía, creando un entorno donde la historia cobra vida a cada paso.

casas en Colchester

Trece años después, en julio de 2024, regresamos a Cambridge. El motivo fue el mismo que la primera vez: nuestra hija Carmen volvía a la Universidad, pero esta vez no estaba sola. Nos recibió con su esposo y sus dos hijos, y la experiencia adquirió un nuevo significado al compartirla con una nueva generación. El alojamiento que habían alquilado para su estancia de verano estaba más alejado del centro que en 2011, y para llegar a la ciudad debíamos cruzar un hermoso prado donde las vacas pastaban libremente, un paisaje pastoral que nos conectaba con la tranquilidad del campo inglés.

Durante nuestra estancia de dos días, volvimos a visitar nuestros colleges favoritos, pero esta vez descubrimos uno nuevo: Selwyn College, donde Carmen solía almorzar por la cercanía con su trabajo en la biblioteca de la Universidad. Fue un placer redescubrir la ciudad con los ojos de nuestros nietos, quienes, aunque más interesados en correr por los jardines que en la historia, añadieron una frescura única a nuestras visitas.

El último día, hicimos una excursión a Peterborough. Tomamos el tren y, tras una corta caminata desde la estación, llegamos a Cathedral Square, donde nos sorprendió el Guildhall, un edificio histórico del siglo XVII que aún se usa para eventos cívicos. Visitamos también la catedral y St. John’s Church antes de hacer una pausa para tomar un café. A pesar de ser una excursión breve, Peterborough nos ofreció otro vistazo a la rica historia de la región.


Catedral de Peterbourough




A lo largo de estos dos viajes, East Anglia nos reveló su belleza a través de sus ciudades históricas, sus paisajes rurales y su costa imponente. Lo que comenzó como un viaje para acompañar a nuestra hija en 2011 se transformó, trece años después, en una aventura compartida con nuestra familia crecida. Desde los imponentes colleges de Cambridge hasta los pequeños pueblos medievales de Essex y Suffolk, cada parada añadió nuevíos conocimientos de historia y generó recuerdos.


Este doble viaje a East Anglia nos dejó un legado de experiencias que nunca olvidaremos. Fue más que una simple serie de visitas turísticas; fue un viaje entre generaciones, donde el pasado y el presente se entrelazaron en un entorno que sigue inspirándonos, un lugar al que, sin duda, volveremos.


casas condado Essex












 

 

 







 


 










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