Cuatro cosas hay que nunca vuelven mas: una bala disparada, una palabra hablada, un tiempo pasado y una ocasión desaprovechada.
- Belmonte
- Segóbriga
- Uclés
- Palomeras
- Ciudad encantada
Viaje por la provincia de Cuenca: entre fortalezas, piedras y paisajes
Durante el otoño de 2022, tuvimos la oportunidad de adentrarnos en la provincia de Cuenca, una tierra cargada de historia, paisajes y sorpresas. Nuestro destino principal fue el pintoresco pueblo de Belmonte, donde pasamos dos noches (15 y 16 de noviembre), pero el viaje incluyó varias paradas en lugares que bien merecen ser contados.
Chinchilla de Montearagón
Nuestra primera parada fue en Chinchilla, una población albaceteña que siempre llama la atención desde la autovía. Aprovechamos la ruta para visitar su castillo, visible desde kilómetros a la redonda, y caminar entre sus casas cueva, que aportan un encanto singular al conjunto urbano. Un lugar breve pero con personalidad.
Segóbriga: el esplendor romano en La Mancha
De allí continuamos hasta uno de los conjuntos arqueológicos más relevantes del interior peninsular: Segóbriga, antigua ciudad celtibérica transformada por la romanización en un próspero centro urbano.
Caminar entre sus restos es retroceder en el tiempo. El anfiteatro, el teatro excavado en la roca, el foro, las termas, los templos y acueductos revelan una ciudad viva y organizada, que albergó una notable actividad económica y cultural. La visita, bien señalizada y tranquila, resulta muy recomendable.
Monasterio de Uclés
Nuestra siguiente parada fue el Monasterio de Uclés, una imponente construcción sobre una antigua fortaleza. Apodado a menudo como el “Escorial manchego”, este edificio domina la localidad desde lo alto y ofrece una visión global de la evolución de la arquitectura religiosa y militar entre los siglos XVI y XVII.
El interior se puede visitar con guía o por libre. Es un lugar que respira historia en cada sala y que destaca por su majestuosidad y serenidad.
Belmonte y su castillo
Llegamos a última hora a Belmonte, donde nos alojamos en el Hotel Palacio Buenavista, un establecimiento cómodo y con la ventaja de aceptar mascotas. La tarde la dedicamos a pasear por el pueblo, tranquilo y bien conservado.
Al día siguiente, subimos al castillo de Belmonte, una fortaleza gótico-mudéjar de mediados del siglo XV, mandada construir por Juan Pacheco, marqués de Villena. Es uno de los castillos mejor conservados de Castilla-La Mancha.
Su Torre del Homenaje, los salones restaurados, la capilla y las vistas desde lo alto del recinto hacen que la visita merezca especialmente la pena. Fue restaurado en el siglo XIX por el arquitecto francés Viollet-le-Duc, lo que añade un matiz interesante a su historia constructiva.
Palomera y ruta por las pozas
Desde Belmonte, nuestra siguiente escapada fue hacia Palomera, una pequeña población de apenas 150 habitantes, ideal como base para hacer rutas de senderismo suaves. Nos alojamos en Casa Gabriela, en un estudio sencillo, cómodo y con acceso para mascotas.
Elegimos la ruta de las Pozas, un recorrido fácil de unos 6 km que parte desde el puente medieval y discurre junto al río Huécar. Muy recomendable para una mañana tranquila. También aprovechamos para desplazarnos a Cuenca capital, donde paseamos por la plaza del Ayuntamiento, tapear y volver a conectar con esa ciudad que ya conocíamos.
Ciudad Encantada
Una de las visitas imprescindibles fue la Ciudad Encantada, en el corazón de la Serranía de Cuenca, concretamente en Valdecabras. Este conjunto natural de formaciones kársticas moldeadas por la erosión del agua y el viento sobre calizas del antiguo mar de Thetis, ofrece un paisaje singular.
Desde 1929 está protegido como Sitio Natural de Interés Nacional. Las figuras de piedra adoptan formas caprichosas: “la cara del hombre”, “el perro”, “el elefante”… Un recorrido tranquilo y bien indicado, perfecto para todas las edades.
Cuenca capital: entre historia y arquitectura
En Cuenca aprovechamos para pasear de nuevo por el centro histórico, con su plaza del Ayuntamiento, sus calles empedradas, y la imponente Catedral, que con su fachada neogótica sigue marcando la silueta de la ciudad.
La visita fue breve, pero suficiente para reencontrarnos con la ciudad, antes de regresar a casa.
Este viaje por la provincia de Cuenca nos permitió redescubrir su riqueza cultural y natural: castillos, monasterios, restos romanos, rutas entre ríos, y ciudades esculpidas en piedra. Cuenca, en su conjunto, ofrece una diversidad de paisajes y monumentos que invitan a volver.
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