27 julio 2020

ESTAMBUL.

 




El arte bizantino es la puerta luminosa entre lo terrenal y lo divino.






De todos los viajes que he realizado por Europa, Estambul ha sido una de las sorpresas más interesantes. Esta ciudad, rica en historia y cultura, resultó ser tan hermosa como me habían comentado. Aunque inicialmente tenía algunas reservas por razones de seguridad, no me arrepiento en absoluto de haber realizado este viaje. Al igual que con Marrakech, que visitaría años más tarde, Estambul superó mis expectativas.

Decidí visitar Estambul en febrero de 2011, concretamente del 13 al 17 de ese mes. Al principio, estuve a punto de recurrir a una agencia de viajes por temor a no entender las señales en la ciudad, pensando que todo estaría escrito en árabe. Sin embargo, tras investigar un poco y ver algunas fotografías en internet, descubrí que los letreros también estaban en inglés. Esto me dio confianza y finalmente organicé el viaje por mi cuenta, como suelo hacer.

No hay vuelos directos desde Alicante a Estambul, así que tomamos un vuelo de Iberia con escala en Madrid. Es importante recordar que para viajar a Turquía se necesita pasaporte, y al llegar al aeropuerto se debe pagar una tasa para obtener la visa, que se rellena allí mismo.

Para nuestro hospedaje, elegí el Hotel Djem, un pequeño y encantador hotel familiar ubicado muy cerca de la famosa Mezquita Azul. Su decoración era típica de la región y nos hizo sentir inmersos en la cultura local desde el primer momento. Desafortunadamente, este hotel ya no existe. Durante los cuatro días que permanecimos en la antigua capital del Imperio Bizantino, visitamos muchos de los lugares turísticos más emblemáticos de la ciudad, la mayoría a pie, dado que las distancias desde el hotel eran bastante accesibles.


Gran Bazar


 

·            Plaza de Sultanahmet: 1 min a pie

·            Mezquita Azul: 5 min a pie

·            Cisterna Basílica: 7 min a pie

·            Basílica de Santa Sofía: 7 min a pie

·            Gran Bazar: 10 min a pie

·            Palacio de Topkapi: 15 min a pie

·            Bazar de las Especias: 17 min a pie

·            Mezquita de Süleymaniye: 22 min a pie

·            Plaza Eminonu: 23 min a pie

.              Puente Gálata: 23 min a pie



Torre Galatea



¿Que hacíamos a diario?

Las distancias que he puesto son las que figuraban en la publicidad del hotel. No se si son exactas, pero se acercan bastante a la realidad. A todos estos sitios fuimos caminando desde el hotel.

El primer día vimos la Mezquita Azul y bajamos hasta la plaza Eminonu donde vimos el bazar de las Especias y embarcamos para dar un paseo en barco por el Bósforo. Este paseo es imprescindible realizarlo por los sitios que se ven y la perspectiva que se tiene desde el barco. Otro día lo dedicamos al Palacio de Topkapi. Todos los días hacíamos una actividad que implicaba estar desde primera hora de la mañana caminando.  Las Mezquitas son muy bonitas y se puede entrar a todas ellas. Las mujeres con velo y los hombres descalzo. La Mezquita Nueva, situada próxima al bazar de las especies, fue una de las que mas me gustó. Indispensable es también pasar una mañana en el Gran Bazar. La diversidad de comercios y el tamaño de este lugar tan emblemático hace que el día se pase rápidamente. Hay que tener cuidado a la hora de entrar y orientarse porque después podría resultar difícil encontrar el lugar para regresar al hotel o destino elegido.  Otro de los días fuimos a la plaza Taksim, situada en la parte nueva de Estambul y bajamos caminando hasta la Torre Gálata y dese allí atravesamos uno de los puente que unen la parte europea con la asiática. Es típico ver a hombres con sus cañas intentando pescar desde lo alto del puente. Moverse por Estambul, por los lugares que hay que ver es relativamente fácil. Además, he leído que después de nuestra estancia ya hay Metro que facilita la movilidad a muchas zonas. Estos son dos videos que he hecho del viaje. 


Video de Estambul

Video Santa Sofia









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