Es bueno coleccionar cosas; es mejor dar paseos.Anatole France
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Catedral de Jerez de la Frontera |
JEREZ DE LA FRONTERA
Este viaje a la provincia de Cádiz lo realizamos en octubre de 2021, coincidiendo con el que habíamos hecho previamente a Aragón, durante nuestro regreso a Alicante. Antes de llegar a tierras gaditanas, habíamos pasado unos días en Badajoz, disfrutando del encanto de Extremadura. Decidimos alojarnos dos noches en el hotel Ibis de Jerez de la Frontera, concretamente los días 18 y 19 de ese mes, para retomar el camino a casa el 20.
El 18 de octubre lo dedicamos a explorar Jerez, una ciudad que, aunque modesta en cuanto a tamaño, conserva un casco antiguo acogedor. Aparcamos nuestro coche en un aparcamiento público justo debajo del Alcázar, una de las pocas construcciones históricas que se alzan con orgullo en la ciudad. Desde allí, comenzamos nuestra caminata por la emblemática calle Larga, rodeada de calles adyacentes que invitan a perderse en su atmósfera tranquila.
Entre nuestras primeras paradas estuvo la catedral de Jerez, que contemplamos por fuera, admirando su arquitectura, aunque no llegamos a entrar. A pocos pasos, también nos encontramos con las famosas bodegas de González Byass, pero solo tuvimos la oportunidad de verlas desde el exterior. A pesar de no hacer una visita más profunda, no pudimos dejar de imaginar la historia y el prestigio que estas bodegas han aportado a la región.
Nuestro recorrido nos llevó a la Plaza del Arenal, donde se alza un monumento en honor al General Primo de Rivera, figura nacida en Jerez y que gobernó España bajo una dictadura entre 1923 y 1930. La plaza es un espacio amplio y elegante, rodeada de varios edificios de interés, entre ellos la Alhóndiga y el Palacio de Justicia, dos imponentes construcciones de estilo neoclásico que añaden un toque de solemnidad al paisaje urbano. Fue un paseo tranquilo, impregnado de la mezcla de historia y calma que caracteriza a Jerez.
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Cadiz. Catedral al fondo |
CADIZ
La segunda etapa de nuestro viaje nos llevó a Cádiz, una ciudad que no visitaba desde 1971, por lo que mis recuerdos de aquel entonces eran prácticamente inexistentes. Esto hizo que redescubrir la capital andaluza fuera una experiencia sumamente grata. Pasear por su casco antiguo fue un verdadero deleite, con sus calles y edificios que datan de finales del siglo XIX, impregnados de ese aire histórico y marinero que caracteriza a la ciudad.
Uno de los momentos más especiales fue la visita a la catedral, una obra monumental que domina el horizonte del casco antiguo. Dentro de ella, también tuvimos la oportunidad de explorar los restos del teatro romano, una joya arqueológica que añade aún más profundidad a la rica historia de Cádiz. Tras la visita cultural, nos dirigimos a la Playa de la Caleta y su malecón. Este rincón de la ciudad, bañado por las aguas del Atlántico, nos ofreció un paseo tranquilo y agradable, con el horizonte del océano extendiéndose hasta donde alcanza la vista. El mar y la brisa le dan a este lugar una serenidad especial.
Cruzando el casco antiguo, cerca del imponente Teatro Manuel de Falla, encontramos un precioso parque que nos regaló vistas espectaculares de la Bahía de Cádiz. Un espacio verde y refrescante, ideal para relajarse y disfrutar de la naturaleza en medio de la ciudad. Para comer, nos decidimos por el antiguo mercado central, un lugar que, aunque algo turístico, nos ofreció una experiencia gastronómica muy buena. Los precios eran un poco elevados, pero la calidad de los platos compensó cada céntimo. El mercado, además de atraer a turistas, también estaba frecuentado por locales, lo que le daba un toque auténtico y vibrante, perfecto para sumergirse en los sabores gaditanos.
Fue un día lleno de descubrimientos, en una ciudad que, aunque pequeña, está llena de encanto, historia y mar.
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Teatro romano en Baelo Claudia |
BAELO CLAUDIA (TARIFA)
El día 20, en nuestro camino de regreso a Alicante, hicimos una parada en Tarifa, la ciudad más al sur de Europa. Esta pequeña localidad costera, famosa por sus playas de arena blanca y su viento constante, es también un lugar estratégico por ser el punto de encuentro entre el Mediterráneo y el Atlántico. Desde aquí se pueden ver claramente las costas de África, una imagen que deja huella en cualquier viajero. Además, Tarifa es conocida por su historia, con restos de antiguas murallas y su castillo, que hablan de su importancia estratégica a lo largo de los siglos.
Un poco más al norte, decidimos hacer una visita a Baelo Claudia, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la región. Esta antigua ciudad romana, fundada en el siglo II a.C. cerca de la playa de Bolonia, fue un importante centro comercial, conocido especialmente por su producción de salazones de pescado. Entre sus ruinas destacan el foro, las termas y un teatro romano, todos con el imponente telón de fondo del mar. Pasear por Baelo Claudia es como retroceder en el tiempo, una experiencia que añade una dimensión histórica a este recorrido por el sur de España.
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