
OBELISCO EN EL MALL

Vale más consumir vanidades de la vida, que consumir la vida en vanidades.
Sor Juana de Inés de la Cruz
Mi primer viaje al extranjero: Washington, D.C. y Alexandria (1989)
Mi primer viaje al extranjero fue en el año 1989, cuando tuve la oportunidad de viajar a Washington, D.C. por motivos profesionales. Durante un mes, estuve participando en un curso en la ciudad de Alexandria, en el estado de Virginia, muy cerca de la capital estadounidense. Fue una experiencia inolvidable, no solo por ser mi primer contacto con otro país, sino también por todo lo que aprendí y viví durante esa estancia.
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Old Town. Alexandria |
Alexandria
Alexandria me sorprendió gratamente. Su “Old Town”, o centro histórico, conserva un aire colonial encantador, con calles adoquinadas, edificios de ladrillo rojo y una atmósfera que transporta al visitante al siglo XVIII. La ciudad, marcada por su cercanía con Washington y por su papel durante la Guerra de Secesión, resultó ser un lugar ideal para vivir temporalmente y conocer una parte menos turística de Estados Unidos.
Uno de mis mejores recuerdos es la cena de cangrejos en un restaurante local. Aquella experiencia, tan típica y sencilla, reflejaba el espíritu relajado y auténtico de la región. También disfruté de un tranquilo paseo en barco por el río Potomac, que ofrecía vistas excepcionales del perfil de la capital desde el agua.
Descubriendo Washington, D.C.
Aprovechaba los fines de semana para visitar Washington, desplazándome cómodamente en metro desde Alexandria. Lo primero que me impresionó fue la magnitud del National Mall, ese eje monumental que une el Capitolio con el Lincoln Memorial. Entre uno y otro se extiende una gran explanada verde flanqueada por museos y memoriales, un espacio abierto que combina solemnidad, cultura e historia.
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Monumento a los caídos en Vietnant |
Monumentos y museos que marcaron mi memoria:
El Capitolio: símbolo de la democracia estadounidense, imponente y cargado de historia.
El Memorial a Lincoln: con su colosal estatua y su arquitectura clásica, es un lugar que sobrecoge.
El Cementerio de Arlington: una visita conmovedora, con miles de lápidas blancas alineadas perfectamente.
El Memorial a los Caídos en Vietnam: su diseño sobrio y respetuoso me impresionó profundamente.
El Museo Aeroespacial y la National Gallery: ambos pertenecientes al Instituto Smithsonian, fueron una auténtica joya para un visitante primerizo como yo.