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24 octubre 2024

EXTREMADURA, LA GRAN DESCONOCIDA. ESPAÑA

 




La vida no es la que uno vivió, sino la que uno

 recuerda y como la recuerda para contarla.

Gabriel garcía márquez 


Extremadura, la gran desconocida.

Cuando hablo de Extremadura, la región que me vio crecer y a la que pertenezco de corazón, mi voz se llena de un eco que resuena con orgullo. Aquí, en este rincón del suroeste ibérico, donde el tiempo parece avanzar a otro ritmo, late un pulso sereno que mezcla historia, tierra y tradición. Mi infancia y juventud transcurrieron en Badajoz, entre sus calles polvorientas y bajo su vasto cielo, compartiendo los días con mi familia, que al igual que yo, lleva en la piel el alma extremeña.

Extremadura no se ofrece fácilmente al viajero desprevenido. Se requiere de paciencia y curiosidad para desentrañar sus misterios, pues sus tesoros, a diferencia de otros lugares, no son obvios. No es una tierra que se regale; es una tierra que se entrega poco a poco, a quienes se disponen a escuchar lo que su paisaje callado y sus piedras antiguas tienen que contar.

Un Viaje al Corazón de la Historia

Mérida, la antigua Emérita Augusta, es el corazón histórico que late en la provincia de Badajoz. Quien pisa sus calles se encuentra, sin saberlo, con el pulso del Imperio Romano que aún vibra en sus ruinas. Sus teatros, templos y acueductos son monumentos que susurran relatos de un pasado lejano, y al caer la tarde, cuando el sol extremeño acaricia las piedras milenarias, parece como si todo el peso de la historia cayera suavemente sobre los hombros del visitante.

Pero Mérida es solo el principio. A su alrededor, las tierras de Extremadura se extienden como un lienzo antiguo, pintado de verdes y ocres, de encinares infinitos y cielos despejados. Es un lugar en el que uno puede perderse entre la naturaleza y los vestigios de antiguas civilizaciones, donde el silencio del campo solo es interrumpido por el canto del viento o el lejano balido de las ovejas. En sus campos se cultiva la calma, y en sus pueblos, la sencillez.

Los Sabores de la Tierra

Como toda tierra con alma, Extremadura habla a través de su gastronomía, a través de los sabores que encierran sus platos. Las migas extremeñas, humildes pero llenas de carácter, son un reflejo de la esencia de esta región: sencillas, fuertes, alimenticias. Como el buen vino que madura lentamente en la bodega, las recetas de la región se han transmitido de generación en generación, enriquecidas por las manos que las preparan, pero fieles a su origen.

La chanfaina, un guiso que evoca tardes familiares en torno al fuego, es otro de esos platos que condensan el sabor de la tierra, el cordero tierno y las especias mezclándose en una danza de sabores. Y para el paladar más exquisito, la Torta del Casar se presenta como un regalo de los dioses, un queso que no solo se degusta, sino que se experimenta. Hay algo en él, quizás el aroma profundo o la textura que se deshace en la boca, que parece traer consigo el paisaje de las dehesas donde las ovejas pacen tranquilas.

Badajoz y Cáceres: Dos Caras de una Misma Moneda

Puerta de Palma. Badajoz


Aún cuando Badajoz no alardee de grandes monumentos como otras ciudades, posee un encanto discreto. Su Alcazaba Árabe, que aún se alza orgullosa en lo alto, nos recuerda que estas tierras han sido testigos de múltiples culturas y civilizaciones. Desde la Plaza Alta, con sus colores y su historia, hasta la calma que emana de la Plaza del Ayuntamiento, Badajoz es un lugar para recorrer sin prisas, dejando que cada rincón cuente su propia historia.

Plaza mayor caceres


Por otro lado, Cáceres es una joya brillante, una ciudad que encierra dentro de sus murallas el esplendor de siglos pasados. Sus calles de piedra cuentan historias de conquistadores que regresaron de América cargados de oro y de sueños, y es fácil imaginar cómo esos sueños quedaron tallados en los palacios, las iglesias y las plazas que conforman su casco antiguo. Patrimonio de la Humanidad, Cáceres ha sabido conservar la magia de su pasado, como una reliquia viva que palpita al ritmo del presente.

Los Secretos de la Sierra y los Pueblos Inmortales

Más allá de las grandes ciudades, Extremadura esconde en sus sierras y valles rincones que parecen sacados de un cuento. Trujillo, cuna de conquistadores, guarda en su plaza mayor el eco de hazañas lejanas. Plasencia, al norte, resplandece con la belleza de su arquitectura, como un faro entre la naturaleza salvaje que la rodea. Y en las tierras altas, donde el aire es más puro y el silencio más profundo, se encuentran las Hurdes, un lugar de leyendas, de montañas imponentes y valles escondidos, donde el tiempo parece haberse detenido.

Un Sentimiento que Persiste

Para aquellos que deseen conocer realmente esta tierra, bastarán unos pocos días para hacerse una idea general, pero se necesitará mucho más tiempo para desentrañar su verdadera esencia. Extremadura no es un lugar que se olvide fácilmente. Como el buen vino que mejora con los años, los recuerdos de sus paisajes, su historia y su gente maduran en la memoria, dejando una impresión duradera, una huella profunda que conecta al viajero con algo mucho más grande que él mismo.

Es cierto que esta tierra no es siempre fácil de recorrer. Su red ferroviaria es deficiente, y las carreteras, en algunos tramos, parecen resistirse a la modernidad. Pero quizás eso sea parte de su encanto, una invitación a explorar sin prisa, a perderse y encontrarse en sus caminos. Extremadura, como yo, ha aprendido a moverse a su propio ritmo, sin ceder ante las presiones del tiempo, conservando su autenticidad y su alma.

Para mí, es un privilegio ser hijo adoptivo de esta tierra. Aunque el mundo me haya llevado por otros caminos, Extremadura siempre será ese lugar al que regresar, una tierra que, como un viejo amigo, siempre estará allí, esperándome, con los brazos abiertos y el corazón lleno de historias.


 

Roma en Extremadura 

Las Huellas Eternas de un Imperio en la Tierra de la Lusitania


La región de Extremadura, enclavada en el suroeste de España, conserva uno de los legados romanos más impresionantes de la Península Ibérica. Las antiguas ciudades romanas y sus monumentos han sobrevivido a los siglos, y aún hoy, podemos caminar entre sus ruinas y sentir la grandeza de un Imperio que dejó una huella imborrable en esta tierra. Desde el monumental conjunto de Emerita Augusta, la actual Mérida, hasta los teatros, acueductos y templos dispersos por toda la región, el viajero curioso encontrará en cada rincón de Extremadura un vestigio del esplendor romano. Aquí te ofrezco un recorrido por los principales enclaves arqueológicos de la época de Roma en la región, junto con sugerencias sobre cómo organizar tu visita.

Mérida (Emerita Augusta)

Mérida, la antigua Emerita Augusta, es el epicentro de los restos romanos en Extremadura y una de las ciudades con mayor legado arqueológico de la Hispania romana. Fundada en el año 25 a.C. como colonia de Roma para los veteranos de las legiones emeritas, la ciudad fue la capital de la Lusitania, una de las tres grandes provincias romanas en la península. Hoy, Mérida está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en cada una de sus calles se respira historia.

Teatro Romano


El Teatro Romano

Construido entre el 16 y 15 a.C., el Teatro de Mérida es uno de los mejor conservados del mundo. Con capacidad para más de 6.000 espectadores, hoy sigue en uso durante el Festival Internacional de Teatro Clásico, donde cada verano el teatro resurge de sus ruinas para ofrecer representaciones de obras grecorromanas. Es un lugar donde la historia y la cultura moderna se entrelazan de forma mágica.


Anfiteatro romano


El Anfiteatro

Adyacente al teatro, el Anfiteatro fue construido en el año 8 a.C. y albergaba los famosos combates de gladiadores y espectáculos de caza de fieras. Aunque sus gradas están en parte destruidas, el lugar conserva el trazado original y la arena donde luchaban los gladiadores, evocando la ferocidad de aquellos juegos romanos.


Templo de Diana


Templo de Diana

El Templo de Diana es otro de los monumentos imprescindibles de Mérida. Data del siglo I a.C. y es uno de los pocos templos romanos conservados en España. Aunque su nombre sugiere una dedicación a la diosa Diana, se cree que en realidad estaba dedicado al culto imperial. Su estructura, con columnas corintias imponentes, sigue siendo una de las joyas arquitectónicas de la ciudad.


Acueducto de los milagros


Acueducto de los Milagros

Este acueducto es una obra de ingeniería asombrosa. De más de 800 metros de longitud y con torres de 26 metros de altura, su resistencia al paso del tiempo le ha valido el nombre de "Milagros". Suministraba agua a la ciudad desde el embalse de Proserpina, también de origen romano.


Circo romano


Circo Romano

El Circo Romano de Mérida, aunque no tan bien conservado como otros monumentos, tenía capacidad para 30.000 espectadores y fue escenario de carreras de carros. Sus dimensiones impresionantes (400 metros de largo por 115 de ancho) dan una idea del fervor por este tipo de espectáculos en la época.


Museo Nacional Arte Romano


El Museo Nacional de Arte Romano

Diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, el museo es una obra maestra en sí mismo. Su colección incluye mosaicos, esculturas, inscripciones y objetos de la vida cotidiana de la Mérida romana. Aquí se pueden admirar algunos de los mejores ejemplos del arte romano en España, así como una magnífica recreación de la vida en la antigua Emerita Augusta.


Baños de Alange

A tan solo 24 kilómetros de Mérida, los Baños de Alange son unas termas romanas construidas en el siglo III. Todavía en uso como balneario, estas termas ofrecen la oportunidad única de disfrutar de las mismas aguas curativas que los antiguos romanos.


Medellín (Metellinum)

Medellín, situada a unos 46 kilómetros de Mérida, es otro de los enclaves que no puede faltar en este recorrido. En las faldas de su castillo medieval se encuentra el Teatro Romano, que fue excavado y rehabilitado recientemente, ofreciendo un hermoso ejemplo de la arquitectura escénica romana en un entorno natural espectacular. Aunque la ciudad es más conocida por ser el lugar de nacimiento de Hernán Cortés, el teatro es un recordatorio de la importancia de Metellinum durante la época romana.

Teatro de Medellin



Regina Turdulorum

En el sur de la provincia de Badajoz, cerca del pueblo de Casas de Reina, se encuentra el Teatro Romano de Regina Turdulorum, un enclave más pequeño pero igualmente evocador. Construido en el siglo I d.C., este teatro conserva parte de su graderío y el escenario. A poca distancia, la Ermita de la Virgen del Ara, conocida como la "Capilla Sixtina de Extremadura" por los frescos que decoran su techo, añade un toque de arte religioso a la jornada.


Teatro Regina Tordulorun



Cáparra

Cáparra fue una ciudad clave en la Vía de la Plata, la calzada romana que conectaba el sur con el norte de Hispania. Ubicada al norte de Cáceres, su mayor símbolo es el Arco de Cáparra, una imponente estructura cuadrifronte que marcaba la entrada a la ciudad. Junto al arco se pueden ver restos de las termas, el foro y las calzadas romanas. Cáparra es un lugar perfecto para comprender la importancia de las vías de comunicación en el desarrollo del Imperio Romano en esta zona.


Cáparra



El Puente de Alcántara

El Puente de Alcántara sobre el río Tajo es una obra maestra de la ingeniería romana. Construido en el siglo II d.C. por el arquitecto Cayo Julio Lacer, el puente tiene una longitud de 194 metros y una altura de 61 metros, con un arco triunfal en el centro. Su inscripción latina proclama que "durará tanto como el mundo", y hasta hoy sigue cumpliendo esa promesa.


Puente de Alcantara



Zalamea de la Serena: El Dystilo Sepulcral

En la pequeña localidad de Zalamea de la Serena, en la provincia de Badajoz, se encuentra un curioso monumento: el Dystilo Sepulcral, un pilar funerario de 23 metros de altura que data del siglo I d.C. Este monumento único en España es testimonio del culto funerario romano y está perfectamente conservado.


Dystilo



Templo de los Mármoles (Bohonal de Ibor)

A orillas del embalse de Valdecañas, en la provincia de Cáceres, se encuentran los restos del Templo de los Mármoles, un antiguo templo republicano que fue trasladado desde su ubicación original en Talavera la Vieja, antes de que esta fuera inundada por el embalse en los años 60. Este pequeño pero singular templo es un ejemplo poco común de la arquitectura romana en esta parte de Hispania.


Templo de los Mármoles



Sugerencias de Itinerarios

  • Día 1: Mérida, visitando el Teatro, Anfiteatro, Museo Nacional de Arte Romano y Templo de Diana.
  • Día 2: Excursión a Medellín y Trujillo, disfrutando del Teatro Romano y las vistas panorámicas.
  • Día 3: Viaje a Regina Turdulorum y el Dystilo de Zalamea de la Serena, completando la jornada en la ermita de la Virgen del Ara.
  • Día 4: Ruta hacia Cáparra y el Puente de Alcántara, finalizando el viaje con un paseo por la histórica ciudad de Plasencia.

Extremadura es un lugar donde la historia romana no solo se ve, sino que se vive. Cada una de sus piedras cuenta una historia y cada uno de sus monumentos es un recordatorio del poder, la ingeniería y la cultura que Roma dejó como legado en estas tierras.










                   





 


 


 


 


 





 







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