La virtud es el punto medio entre dos vicios opuestos.
Fechas: Julio de 2021 (con referencias previas de 2016 y 2019)
Región: Alentejo (Portugal)
Ciudades visitadas: Elvas, Vila Viçosa, Évora, Monsaraz, Beja, Odeceixe, Portalegre, Campo Maior, Marvão
La calma del sur portugués
El Alentejo es una de las regiones más extensas y tranquilas de Portugal. Colindante con Extremadura, destaca por sus paisajes suaves, sus pueblos de casas blancas y una rica tradición gastronómica. Es tierra de historia profunda y vida pausada. Esta entrada recoge diferentes etapas de nuestros viajes por el Alentejo, especialmente el de julio de 2021, aunque también incluye recuerdos de 2016 y de las Navidades de 2019.
Elvas
Mis primeras visitas a Elvas datan de los años 60, cuando cruzar la frontera desde España era sencillo pese a las dictaduras. En el verano de 2021, regresamos a esta ciudad amurallada que guarda un rico pasado militar. Sus murallas del siglo XVI y su monumental acueducto destacan como símbolos de ingeniería e historia.
Recomendaciones
Pasear por el casco histórico
Visitar la iglesia y el antiguo palacio
Comer en la Pousada de Elvas, ideal para degustar cocina alentejana
Vila Viçosa
Desde Trujillo, cruzamos a Portugal para visitar Vila Viçosa, famosa por su Palacio Ducal. Este edificio renacentista nos ocupó toda la mañana, con sus salas llenas de arte y antigüedades. Almorzamos platos típicos:
Porco à alentejana (cerdo con almejas)
Bacalao dorado
La tarde la dedicamos a pasear por el pueblo y su castillo, disfrutando de la arquitectura tradicional con fachadas blancas y azules.
Évora
Pasamos la noche en Évora, una joya patrimonial. Por la mañana visitamos:
La Catedral gótica, con vistas espectaculares desde su torre
El Templo de Diana, uno de los vestigios romanos más icónicos del país
Paseamos por el casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad
Dólmenes y vistas desde Monsaraz
El 9 de julio fuimos a los Dólmenes de los Almendros, un conjunto megalítico cerca de Évora. El camino fue difícil, pero valió la pena.
Después, subimos a Monsaraz, un pueblo encaramado en una colina. Sus vistas al embalse de Alqueva y sus calles empedradas nos regalaron una tarde inolvidable. Esta combinación de historia, paisaje y silencio hace de Monsaraz un lugar único.
Beja
Dormimos en Beja, una ciudad sin grandes monumentos pero ideal para descansar. Paseamos por el centro y su castillo.
Nos alojamos en el Hotel Bejense, muy acogedor, donde el ambiente familiar se sentía en cada rincón. Desayuno excelente, y una entrañable propietaria supervisaba todo desde la recepción.
Seguimos viaje hacia el sur:
En Vila Nova de Milfontes hicimos una breve parada frente a la playa.
En Odeceixe, nos alojamos en un hostal sencillo y tranquilo.
Por la tarde fotografiamos dos joyas naturales:
La Playa de Odeceixe, perfecta para caminar al atardecer
Azenha do Mar, otro rincón espectacular junto al mar
Estas playas, lejos del turismo masivo del Algarve, ofrecían una paz muy especial.
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Campo Maior |
Recuerdos del 2016: Portalegre y Campo Maior
En 2016, durante otro viaje por el centro de Portugal, pasamos por Portalegre. Aunque no tiene grandes monumentos, visitamos:
Su pequeño castillo
Unos jardines del siglo XVI muy bien conservados
Al día siguiente fuimos a Campo Maior, muy cerca de Badajoz. El casco antiguo, aunque pequeño, nos pareció más atractivo que el de Portalegre. Las casas blancas, las calles empedradas y el ambiente pausado le daban un encanto particular.
Marvão
Visitamos Marvão en las Navidades de 2019 con la familia. El pueblo, encaramado en una colina, destaca por su castillo medieval. Desde allí se ven valles inmensos, entre Portugal y España. También aprovechamos ese día para visitar los dólmenes de Valencia de Alcántara, ya en tierras extremeñas.
Terminamos la jornada con una tortilla en un bar local, considerada por los lugareños como una de las mejores de la región.
El Alentejo es tierra de descubrimientos lentos y placenteros. Desde castillos medievales hasta dólmenes prehistóricos, pasando por playas tranquilas y pueblos blancos, esta región es una invitación a detenerse y observar.
Es, sin duda, uno de los lugares que más veces hemos recorrido… y al que siempre queremos volver.
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Campo Mior |