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03 marzo 2024

TARRAGONA EN UN DIA











Vivir en los corazones que dejamos tras nosotros, eso no es morir.

Thomas Campbell



En febrero de 2024, retomamos nuestras escapadas de dos noches, breves pero suficientes para descubrir lugares con historia sin alejarnos demasiado de El Campello. Esta vez, el destino fue Tarragona, una ciudad que conocíamos solo de paso y que teníamos pendiente para una visita en profundidad.

Alcanar

Nos alojamos en el Hotel Tancat de Codorniu, en Alcanar, el primer pueblo de la provincia de Tarragona, a solo una hora de la ciudad y a 15 minutos de Vinaroz. Fue una elección muy acertada: una cabaña independiente, con todas las comodidades y en un entorno que invitaba al descanso. Un lugar al que, sin duda, volveríamos.


Tarde en Vinaroz

Antes de la primera noche, aprovechamos para visitar Vinaroz, en la provincia de Castellón. Nos recibió con su paseo marítimo tranquilo y un clima invernal agradable.

  • Disfrutamos de pasteles en la Patisseria Cocoa.

  • Descubrimos una exposición sobre el Carnaval de Vinaroz, instalada en una antigua iglesia junto al mercado central.

Fue un buen inicio para esta escapada.



Tarragona: historia viva

Llegar a Tarragona no fue fácil. Una huelga de agricultores retrasó el acceso a la ciudad, pero valió la pena.

Nuestra primera parada fue el Balcón del Mediterráneo, con vistas espectaculares del mar y del anfiteatro romano, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.

Descendimos hasta el Anfiteatro, construido en el siglo II d.C., donde se celebraban luchas de gladiadores. Lo más curioso es que, con el paso del tiempo, sobre su arena se construyeron iglesias, conventos e incluso una prisión. Una muestra clara de cómo las civilizaciones reutilizan sus espacios.

Almuerzo y Catedral

Al terminar la visita, comimos en el restaurante Gure Etoki, situado en el centro histórico. Un acierto, tanto por el ambiente como por la comida.

Después visitamos la Catedral de Tarragona, cuya construcción se prolongó durante varios siglos. En ella conviven estilos románico, gótico y renacentista, reflejando las distintas etapas históricas de la ciudad.

Murallas y restos imperiales

Por la tarde recorrimos parte de la muralla romana, con un trazado conservado de unos 800 metros. Su estado es excelente y permite imaginar la antigua Tarraco como ciudad fortificada.

También visitamos los restos del palacio del emperador Augusto, que recuerdan la relevancia política de esta ciudad durante la época romana.

El teatro romano

Al final del día nos acercamos al lugar donde una vez se erigió el teatro romano. Hoy queda poco de su estructura, pero algunas fotografías de 1909 dan idea de su importancia. El lugar ha sido alterado por construcciones modernas, como almacenes, lo que hace que hoy solo queden fragmentos visibles.

Tarragona no solo conserva un impresionante legado romano. Es una ciudad bien organizada, con vida cultural, zonas peatonales y vistas al mar. Para mí, tiene argumentos suficientes para ser la capital de Cataluña, por historia y por peso urbano.

Visitar Tarragona es hacer un viaje en el tiempo. Cada rincón revela capas de historia que van desde Roma hasta la actualidad, en una ciudad que combina perfectamente su pasado monumental con su presente turístico y dinámico.



 

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