INTRODUCCION
En el verano de 2024, decidimos ir a Anjou, la otra parte del Valle del Loira, que nos faltaba por conocer, aunque a nuestra llegada nos enteramos que pertenece a otra región: el País del Loira. Anjou es una histórica provincia francesa en el oeste, con un valioso legado medieval, castillos y tradiciones vinícolas. Hoy en día, Anjou se encuentra dentro del País del Loira, y aunque ya no tiene autonomía, su identidad sigue enriqueciendo la región, especialmente a través de su capital histórica, Angers, reconocida por su castillo y el famoso Tapiz del Apocalipsis.
A diferencia del País del Loira, el Valle del Loira donde habíamos estado en noviembre del año 2011, es una región cultural y geográfica que se extiende a lo largo de la cuenca media del río Loira, incluyendo departamentos como Indre y Loira, Loir y Cher, y parte de Maine y Loira. Este valle es conocido por sus castillos renacentistas, como Chambord y Chenonceau, y su título de “Jardín de Francia”. Su importancia histórica y su belleza natural le han valido el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde el año 2000. En el Valle del Loira, el turismo se centra en su legado renacentista y su arquitectura, vinculada a la historia de la nobleza, lo que difiere de los atractivos marítimos y urbanos presentes en el País del Loira.
El País del Loira es una región administrativa francesa que incluye cinco departamentos: Loira Atlántico, Maine y Loira, Mayenne, Sarthe y Vendée. Este territorio extenso se caracteriza por una diversidad de paisajes que van desde la costa atlántica hasta zonas rurales y urbanas. Ciudades como Nantes aportan una faceta moderna a la región, complementando su importancia cultural, sus castillos históricos y su relevancia vinícola. El río Loira, que atraviesa buena parte de la región, conecta diferentes áreas y simboliza un vínculo común, integrando elementos culturales tradicionales asociados con el Valle del Loira.
Ambas áreas tienen el río Loira como eje y comparten una fuerte tradición vinícola. Sin embargo, el Valle del Loira se centra más en el patrimonio renacentista de sus castillos y jardines, mientras que el País del Loira ofrece una mayor variedad, con viñedos, castillos, extensas costas y ciudades vibrantes como Nantes.
Anjou, dentro del País del Loira, mantiene su identidad histórica. Angers, su capital, es famosa por el Castillo de Angers y el Tapiz del Apocalipsis. Saumur es otra ciudad destacada por su castillo, su tradición ecuestre y sus vinos espumosos. Cholet, con su industria textil, y Beaufort-en-Vallée, rodeada de viñedos, completan el atractivo turístico de Anjou.
El País del Loira, el Valle del Loira y Anjou ofrecen experiencias únicas. El País del Loira combina zonas modernas, rurales y costeras, mientras que el Valle del Loira mantiene un enfoque renacentista y cultural. Anjou, en el corazón del País del Loira, sobresale por su historia y su tradición vinícola, aportando una riqueza cultural a la región.
EL VIAJE
Salimos de Alicante el día 16 de agosto de 2024 para desplazarnos a Nantes en vuelo de Volotea. Alli recogí un coche de alquiler de Europcar, concretamente un Fiat 500 hibrido que cumplió mis expectativa. Tras una hora de recorrido llegamos a Angers donde pernoctaríamos en el Kyriad Hotel Beauconze hasta el día 22 que regresaríamos a Nantes para coger al día siguiente a primera hora el vuelo de regreso a Alicante.
El día de nuestra llegada después de comer cerca del hotel nos trasladamos a Angers para una primera toma de contacto. Localizamos un aparcamiento du Mail, cerca del Ayuntamiento de la ciudad muy bien situado y buen precio donde dejamos el coche. Esa tarde vimos la Catedral de San Mauricio y su interior que tiene
Comenzando en el Ayuntamiento de Angers (Hôtel de Ville), un majestuoso edificio neoclásico, tomamos la Rue Saint-Aubin, una de las calles más emblemáticas de la ciudad. A medida que avanzamos, notamos una mezcla de edificios históricos y modernos que capturan el espíritu vibrante de Angers. Esta calle nos conduce hasta la Plaza del Ralliement, el corazón cultural de la ciudad, donde se encuentra el Gran Teatro. Este edificio de estilo italiano destaca con su elegante fachada de columnas y esculturas, recordando la rica vida artística de Angers. A su alrededor, encontramos tiendas, cafeterías y los grandes almacenes Galeries Lafayette, cuya arquitectura conserva detalles clásicos en armonía con el entorno.
Después de disfrutar de la plaza, nos dirigimos al imponente Castillo de Angers, rodeado de altos torreones cilíndricos y macizas murallas de piedra que se elevan con una presencia contundente. Este castillo medieval, construido en el siglo XIII, impresiona por su perímetro fortificado y sus diecisiete torreones, de casi treinta metros de altura cada uno, que crean una formidable línea defensiva. Cada torreón está coronado con un techo plano, desde donde antiguamente vigilaban la ciudad. Las murallas, de gruesos muros de pizarra y piedra caliza, exhiben franjas horizontales de colores, que dotan al castillo de un aspecto único y característico.
Finalizado nuestro recorrido este primer día regresamos al hotel. Cerca teníamos un supermercado Intermarché donde compramos elementos necesarios para cenar
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Castillo de Brissac |
El día 17 de agosto nuestro viaje lo comenzamos con una visita al Castillo de Brissac, conocido como el castillo más alto de Francia. La imponencia de esta construcción renacentista nos dejó fascinados: siete pisos de altura y 204 habitaciones decoradas con detalles lujosos y un estilo inconfundible. Durante el recorrido, caminamos por sus elegantes salones, decorados con una exquisita mezcla de tapices antiguos, muebles dorados y retratos históricos, y disfrutamos de una vista encantadora desde sus ventanas al río y los viñedos que rodean el castillo.
Terminada la visita, tomamos rumbo a Saumur para una estupenda experiencia culinaria en el restaurante Masama. La característica destacable era su cálido ambiente y una mezcla deliciosa de gastronomía colombiana y francesa, cortesía de sus propietarios, una colombiana y un francés. Los sabores, entre tradicionales y modernos, nos sorprendieron y nos dieron la energía perfecta para continuar nuestro recorrido por el centro de Saumur.
Con el tiempo justo antes de nuestra siguiente parada, aprovechamos para explorar un poco el centro de Saumur, con su encanto pintoresco. Las calles empedradas y los edificios de piedra caliza de tonos suaves nos transmitieron una sensación de paz, y observamos los detalles de la arquitectura tradicional de la zona, tan característicos del Valle del Loira.
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Castillo de Montreuil-Bellay |
Concluimos el día con nuestra esperada visita al Castillo de Montreuil-Bellay, una joya medieval que parece detener el tiempo. La fortaleza, rodeada de altos muros y un amplio foso, nos recibió con su estructura majestuosa que ha protegido estas tierras durante siglos. Desde el primer vistazo, sus imponentes torres nos transportaron a un pasado de caballeros y nobles, destacándose por sus formas robustas y su mezcla de piedra caliza y pizarra que reflejan siglos de historia.
Al caminar por el exterior, pudimos ver cómo el castillo domina la vista, con sus jardines cuidados al detalle, que ofrecen un contraste perfecto con la arquitectura austera y defensiva de sus murallas. Las torres están colocadas estratégicamente para vigilar cada rincón del perímetro, y en sus muros aún se percibe la esencia de una época en la que proteger el dominio era vital.
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Castillo de Angers |
Empezamos nuestro día en Angers con una visita al majestuoso Castillo de Angers, una fortaleza medieval imponente que guarda uno de los tesoros más notables de la región: el Tapiz del Apocalipsis. Al cruzar el puente que lleva al castillo, las enormes murallas de piedra y los diecisiete torreones de casi treinta metros de altura nos impresionaron, recordándonos la importancia histórica y defensiva de esta construcción. Dentro, nos dirigimos directamente al tapiz, que se extiende en una galería especial diseñada para mostrar su inmensa longitud y sus impactantes detalles.
El Tapiz del Apocalipsis es una obra de arte monumental, cuyos paneles detallan escenas bíblicas con un colorido asombroso y una complejidad visual que nos dejó sin palabras. Cada hilo y cada figura cuentan una historia, narrando con intensidad las visiones apocalípticas de San Juan, llenas de criaturas fantásticas, guerreros y escenas de la lucha entre el bien y el mal. La atmósfera en esta galería es casi mística, y pudimos tomarnos el tiempo para admirar los detalles de cada escena, transportándonos a una época donde los tapices eran la gran narrativa visual de la nobleza.
Terminada la visita, buscamos un lugar acogedor para comer y encontramos una encantadora trattoria en el centro histórico de Angers. Disfrutamos de un delicioso plato de pasta casera y una copa de vino local que, junto al ambiente familiar del restaurante, nos hicieron sentir como en casa. Fue el descanso perfecto antes de continuar con nuestra exploración cultural.
Por la tarde, nos dirigimos al Museo de Bellas Artes de Angers, un edificio elegante que alberga una amplia colección de arte, desde la pintura medieval hasta obras más modernas. Recorrimos salas llenas de cuadros, esculturas y arte decorativo que narran la evolución artística de la región y sus influencias europeas. Nos llamó la atención una serie de pinturas renacentistas que muestran escenas del día a día y retratos de personajes históricos, así como una sección dedicada al arte contemporáneo que aportaba una frescura interesante.
Para finalizar el día, dimos un paseo tranquilo por el centro de Angers, explorando las calles empedradas y observando la mezcla de arquitectura medieval y renacentista que da a la ciudad su encanto particular. Pasamos por la Plaza del Ralliement, donde se encuentra el Gran Teatro, rodeado de edificios elegantes y animadas cafeterías. Observamos también los grandes almacenes Galeries Lafayette, cuya presencia marca el pulso moderno en esta ciudad de historia profunda.
Nuestro día en Angers fue un recorrido perfecto por su patrimonio artístico y cultural, disfrutando cada detalle de esta ciudad que, con su mezcla de pasado y presente, tiene tanto por ofrecer.
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Castillo de Azay-le-Rideau |
El día 19 comenzó con la esperada visita al Castillo de Azay-le-Rideau, uno de los castillos más encantadores del Valle del Loira. Al llegar, el castillo nos sorprendió con su elegante arquitectura renacentista que se refleja en el agua, creando un efecto de espejismo que parecía sacado de un cuento. Construido en el siglo XVI, Azay-le-Rideau es conocido por su ligereza y belleza arquitectónica, con detalles que combinan influencias francesas e italianas en perfecta armonía. Los tejados puntiagudos, las ventanas enmarcadas por delicados moldes y las torres redondeadas son detalles característicos que atraen la mirada, mientras que los frondosos jardines que rodean el castillo completan la escena con un aire de serenidad.
El recorrido por el interior del castillo fue igualmente fascinante. Subimos por la escalera principal, una joya renacentista con escalones anchos y decoraciones detalladas, que nos llevó a varias salas lujosamente decoradas. Nos llamó la atención el salón principal, lleno de tapices y muebles antiguos que nos transportaron a la vida cotidiana de la nobleza de la época. También exploramos la biblioteca y los dormitorios, que aún conservan detalles originales y ofrecen una vista impresionante del paisaje exterior. Cada habitación contaba una historia, y al recorrerlas, era fácil imaginar las intrigas y festividades que habrían tenido lugar dentro de esos muros. Al salir, nos detuvimos un momento para apreciar la vista completa del castillo y sus reflejos en el río Indre, llevándonos un recuerdo mágico de Azay-le-Rideau.
A media mañana, nos dirigimos a Chinon para comer en este pequeño pueblo. Encontramos un encantador restaurante en la Plaza Mayor, desde donde podíamos observar la actividad diaria del pueblo, con locales y turistas llenando las calles y disfrutando del ambiente medieval. La comida fue excelente. Después de comer, emprendimos un recorrido por el casco antiguo de Chinon, una ciudad que parece detenida en el tiempo, con sus calles adoquinadas, casas medievales y fachadas de piedra que cuentan la historia de siglos pasados. Caminamos por estrechas callejuelas donde cada rincón parecía esconder un nuevo detalle arquitectónico con una vista inesperada de la Fortaleza de Chinon, visible en la colina que no pudimos ver en sun interior.
Durante nuestro paseo, disfrutamos observando la mezcla de arquitectura medieval y renacentista, con sus típicas casas de entramado de madera, ventanas de arco y tejados inclinados.
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Castillo de Ussé, |
Por la tarde, nos dirigimos al imponente Castillo de Ussé, conocido como "el castillo de la Bella Durmiente", ya que se dice que inspiró el famoso cuento de Charles Perrault. Desde lejos, la silueta de Ussé se alza con un aire de fantasía, rodeado de jardines simétricos y torres puntiagudas que se elevan hacia el cielo. Al acercarnos, la vista de sus torres blancas y tejados de pizarra nos transportó a una época de cuentos de hadas. La fachada es una mezcla perfecta de estilos gótico y renacentista, y al recorrer sus jardines, sentimos que habíamos entrado en un mundo mágico.
El recorrido por el interior del castillo fue igualmente fascinante. Algunas de las salas recrean escenas de la Bella Durmiente, con maniquíes en trajes de época y mobiliario clásico que nos contaban la historia a medida que avanzábamos. Nos encantaron los salones llenos de tapices, pinturas y retratos que reflejan la vida de la nobleza. También subimos a una de las torres, donde pudimos observar las vistas del río y los jardines desde lo alto, imaginando cómo sería vivir en un castillo como este.
El día en Azay-le-Rideau, Chinon y Ussé fue una inmersión en la historia, la arquitectura y el encanto del Valle del Loira, llevándonos a descubrir castillos de ensueño y ciudades con una esencia que perdura a través de los siglos.
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Castillo de Montgeoffroy |
El día 20 iniciamos nuestra jornada con una visita al Castillo de Montgeoffroy, una joya del siglo XVIII situada en la campiña cercana a Angers. Esta residencia, con su estilo clásico y equilibrado, conserva el mobiliario y la decoración originales, lo que nos permitió vislumbrar la vida aristocrática de la época. El diseño simétrico del castillo, con sus alas laterales y su cuerpo central de ventanas amplias y elegantes, le otorga una apariencia de armonía que nos impresionó desde el primer momento. Durante el recorrido, exploramos salones y habitaciones exquisitamente decoradas. Destacaron especialmente la biblioteca, repleta de volúmenes antiguos, y el comedor, donde aún se preserva la vajilla de porcelana original. Los jardines circundantes, con setos bien cuidados y caminos bordeados de árboles, completaron esta experiencia visual de manera encantadora, transportándonos a una época de esplendor y sofisticación.
Al concluir nuestra visita, regresamos a Angers para disfrutar de un almuerzo en José Carpa, un restaurante reconocido por su cocina creativa y moderna que respeta la tradición francesa. Cada plato era una explosión de sabores, con ingredientes frescos y de temporada, convirtiendo la comida en un deleite perfecto para revitalizarnos antes de continuar explorando la ciudad.
Por la tarde, cruzamos el río hacia el encantador barrio de La Doutre, un lugar especial, descrito con frecuencia como un "pueblo en el centro de la ciudad" debido a su ambiente único. Al recorrer este barrio más allá del Maine, descubrimos rincones llenos de historia y belleza. Comenzamos admirando la vista desde el Pont de Verdun, un puente desde el cual se aprecian panorámicas del río y la ciudad. Continuamos hacia la Cale de la Savatte, un embarcadero pintoresco que se utiliza aún hoy, y avanzamos hasta la Place du Tertre Saint-Laurent y la Place de la Paix, dos plazas que conservan el espíritu tradicional de Angers.
Nuestro último día en Angers comenzó temprano con una visita al majestuoso Château de Serrant, un castillo renacentista que se encuentra a unos pocos kilómetros de la ciudad. Al llegar, fuimos recibidos por su imponente fachada de piedra oscura y pizarra, característica de la arquitectura del Loira. Este castillo destaca por su elegancia sobria y su armonía estructural, con torres de esquina redondeadas y grandes ventanales que lo iluminan y realzan su belleza. Durante el recorrido, nos sumergimos en sus fastuosos interiores, desde la biblioteca con más de 12,000 volúmenes antiguos hasta el salón principal, decorado con muebles de época, tapices y cuadros de gran valor. Cada habitación parecía contarnos una historia diferente, conservando intacta la opulencia de sus siglos pasados. Fue un paseo fascinante que nos permitió imaginar la vida aristocrática de antaño y descubrir los detalles de uno de los castillos mejor conservados de la región.
Después de esta visita enriquecedora, regresamos al a las inmediaciones del hote y comimos en un restaurante cercano a nuestro hotel, situado en el centro comercial Intermarché. La comida fue excelente, y nos sorprendió gratamente tanto la calidad como el precio económico. Disfrutamos de un menú sencillo, pero bien elaborado, lo que resultó ser una pausa perfecta en medio de nuestro día de exploración.
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Château du Plessis-Bourré |
Por la tarde, nos dirigimos al Château du Plessis-Bourré, otro castillo que, a diferencia de Serrant, parece salido directamente de un cuento de hadas. Rodeado por un amplio foso y con una estructura perfectamente simétrica, Plessis-Bourré mantiene intacto su encanto medieval. Su fachada, con torres altas y un diseño geométrico pulcro, es un ejemplo exquisito de la transición entre la arquitectura medieval y renacentista. En el interior, las salas están decoradas con frescos y detalles pintorescos, mientras que el salón principal y las estancias privadas nos dieron una idea de la vida en la nobleza de los siglos XV y XVI.
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Castillo de los Duques de Bretaña |
El día 22 llegamos a Nantes, listos para explorar esta vibrante ciudad histórica. Dejamos el coche de alquiler estacionado cerca de un centro comercial en la Isla de Nantes y, desde allí, tomamos un Uber que nos llevó hasta las inmediaciones de la Catedral de Nantes. La catedral, majestuosa y solemne, nos impresionó con su arquitectura gótica y sus altos contrafuertes, aunque solo pudimos verla desde el exterior debido a los daños sufridos en el incendio de hace unos años. Las torres y los detalles de la fachada, con sus intrincadas esculturas y relieves, reflejan su rica historia, y aunque no pudimos entrar, su vista nos transmitió la fortaleza y belleza que sigue representando.
Desde la catedral, descendimos caminando hacia el Castillo de los Duques de Bretaña, un lugar que encierra siglos de historia. Al recorrer su interior, paseamos por los pasillos de piedra y admiramos sus murallas y patios, donde se respira la grandeza de los tiempos en que Nantes fue el centro de la región bretona. Desde los muros, las vistas de la ciudad y los jardines internos del castillo nos ofrecieron un respiro verde en pleno centro urbano. Exploramos varias de sus salas que muestran la evolución histórica de Nantes, desde su pasado como puerto medieval hasta su rol en el comercio marítimo.
Al mediodía, almorzamos en un restaurante cercano. Fue el momento perfecto para degustar la gastronomía local y recargar energías antes de continuar nuestro día.
Luego, decidimos regresar caminando hasta la Isla de Nantes. Durante el paseo, observamos la ciudad a un ritmo más tranquilo, disfrutando del ambiente de sus calles y de algunos rincones modernos que se mezclan con la tradición histórica. Ya en el centro comercial donde habíamos dejado el coche, aprovechamos para explorar las galerías comerciales y hacer algunas compras de última hora, un buen final para nuestra visita urbana.
Finalmente, nos dirigimos al hotel B&B del aeropuerto, donde pasaríamos nuestra última noche. Tras entregar el coche de alquiler, nos preparamos para el viaje de regreso. Al día siguiente, el 23, tuvimos que levantarnos a las 4:30 de la madrugada para estar listos a tiempo, ya que nuestro vuelo hacia Alicante salía temprano. Afortunadamente, la elección del hotel resultó ideal, pues pudimos llegar caminando hasta la terminal, haciendo el trayecto rápido y sin complicaciones.